Una fisura en el «Koldismo»

Cristina Sánchez-Andrade
Cristina sánchez-andrade ALGUIEN BAJO LOS PÁRPADOS

OPINIÓN

J.P.Gandul | EFE

29 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La mujer que, rodeada de hombres, toma un helado de vainilla en la terraza del café —o en el restaurante de lujo que paga el partido— no quiere fallar. Por eso no improvisa. Lleva camisa de lino —blanca, «transparente totalmente»—, abierta con precisión: «dos botones o uno» (pero, ¿en qué quedamos?). Ha calculado el ángulo del sol, el movimiento de su brazo al levantar la cucharilla, y hasta la calidad del tejido del sujetador para «que se vea o se note el pezón» sin parecer ansiosa. Está ejecutando, con rigor casi académico, el método Koldo para espiar a los hombres del PSOE. Todo se lo explicó él mismo a su jefa en un audio.

El audio lo ha escuchado varias veces. Lo tiene interiorizado. Hay que saber agacharse con intención de descuido. Poner el culo en pompa y labios de pez. Respirar con ritmo de seducción pasiva. Dejarse ver justo lo suficiente para que no parezca que te estás dejando ver.

Repasa mentalmente las instrucciones mientras ejecuta esos y otros movimientos: se agacha sin querer, se estira para alcanzar el móvil, gira como quien recuerda algo de repente «para que se vea la teta, o el culo, o el dinero, o que se vea todo». ¡Qué lío! Si se le ve la teta, no se le verá el culo; si se le ve el dinero —el dinero, por cierto, no tiene muy claro dónde tiene que ir— no se le verá todo.

¡Y qué más da, todo es perfecto! Ningún hombre a su alrededor percibe la pequeña duda. Todos creen que ella está ahí para eso: para ser mirada. Confirman con su presencia que el Koldismo es un método ancestral e infalible, y que sigue vigente.

Pero el helado se derrite y le mancha la camisa. Un pegote le tapa el pezón y, por si fuera poco, le impide moverse. Alarmada, se recita el audio en busca de instrucciones. Para eso que le acaba de ocurrir, no hay ni una sola palabra. Ahora siente una especie de vértigo. No es el miedo a fallar, o a no ser la espía apropiada. Es la certidumbre de que a veces, la realidad es imprevisible, y que un simple pegote de helado puede derivar en una fisura.