
La mayoría de los medios de comunicación cuando hablan del juez que lleva el caso Montoro se refieren a «un juez de Tarragona». Se trata de Rubén Rus Vela, juez de instrucción titular número 2 de Tarragona, quien, después de ocho años investigando, ha levantado el secreto de sumario sobre el caso de corrupción más escandaloso de la democracia española, por el momento. Que no haya habido filtraciones en tantos años ha sido alabado por unos y criticado por otros, aludiendo a la discreción o la discrecionalidad.
Como los principales medios están en Madrid y las principales instituciones judiciales también (Tribunal Supremo, Audiencia Nacional), las filtraciones durante las instrucciones son más frecuentes y la mayoría de los jueces trabajan allí. Recordemos algunos de los más mediáticos con sus casos: Baltasar Garzón (GAL, Gürtel), Pablo Ruz (Gürtel), Fernando Grande-Marlasca (Yak-42), Fernando Andreu (Bankia), Elpidio Silva (Blesa), Pablo Llarena (procés), Eloy Velasco (Púnica, Lezo), Juan Carlos Peinado (mujer del presidente), Ángel Hurtado (fiscal general del Estado). Hay pocas excepciones: José Castro (Matas, Nóos), de Palma de Mallorca, o Mercedes Alaya (ERE), de Sevilla. Se ve que la justicia importante se imparte casi toda en Madrid y la información relevante se genera sobre todo allí.
Sin embargo, los que propusieron el eslogan «mafia o democracia» no contaban con que un auto de un juez de Tarragona iba a poner en evidencia una presunta trama mafiosa que cobraba de empresas energéticas, a través de un prestigioso despacho Equipo Económico, fundado por un ministro cuando aún no lo era, pero dispuesto a dejarse informar por el bufete cuando ya lo era, para dictar leyes recaudatorias a la carta, al gusto de las empresas, según indicaciones de su bien pagada consultora propia o familiar.
Se trataba de un presunto soborno a través del Ministerio de Hacienda del Gobierno de Rajoy, que, como bien se sabe, no sabía nada, pues solo pasaba por allí. El PP actual ni sabe ni quiere saber, porque Montoro ya se ha dado de baja del partido, sin devolver un euro, y porque dan por hecho que la corrupción no se hereda. ¡Con la de jueces que hay en la capital, tuvo que venir a liarla uno de provincias, un juez de Tarragona!