En Galicia llevamos la emigración tan dentro que aquí emigraban hasta las almas en pena. Lo hizo Fiz de Cotovelo, refugiado en El bosque animado de Wenceslado Fernández Flórez; aconsejado por su vecino Xan de Malvís marchó a Cuba con la comitiva de la Santa Compaña. Decía que así le salía el billete gratis. Las almas en pena quizá sigan marchando pero Galicia es ahora acogedora. Un ejemplo es Burela: con menos de 10.000 habitantes tiene vecinos de 51 nacionalidades.
Ante el fenómeno migratorio, poliédrico y polémico, surgen propuestas para radiografiar sus entrañas. Lo hace la película Te protegerán mis alas, dirigida por Antonio Cuadri (Trigueros-Huelva, 1960) que se estrenará en noviembre. El filme es el esperanzador viaje de unas atormentadas almas atadas a la emigración.
Esta adaptación de la novela homónima de José Miguel Núñez cuenta el caso real de un niño de Togo arrojado a un basurero. Motivo? Su madre murió en el parto y por eso lo consideran maldito. «Mi madre me parió con tanto dolor que se dejó la vida en el intento. Desde entonces yo también empecé a morir un poco cada día», reflexiona Wentinam, el protagonista.
La corrupción alimenta mucha emigración pero en esta película queda superada por la solidaridad, el acompañamiento, el perdón y la confianza en los demás. Wentinam es un ladronzuelo de la calle donde «aprendí a vivir sin padre. Nadie me dijo que hubiera tenido uno». Acaba encontrando padre en la comunidad salesiana de Togo, donde un religioso lo acoge y lo adopta como hijo. Aunque «solo quiero estar aquí, no emigrar como otros», lo hace con sus dos hermanos. España es el destino. A los religiosos que en Togo luchan por sacar adelante a estos niños de la calle (misioneros como los admirados por el ateo y anticlerical Javier Cercas en El loco de Dios en el fin del mundo), se suman otras personas que le ayudan, jugándose su trabajo, porque «sé lo que es tener que emigrar para no pasar hambre». Es una de las muchas reflexiones de una película que desmenuza la emigración desde una mirada solidaria que sale del corazón grande de un puñado de almas emigrantes.