Trump y la droga

Pedro Armas
Pedro armas A MEDIA VOZ

OPINIÓN

Nathan Howard | REUTERS

19 dic 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Aaunque Trump a veces parezca dopado, no lo está, que por algo encabeza la «guerra contra el narco». Que Trump se dopase o no sería cuestión personal; que militarice el Caribe y amenace con una intervención en Venezuela, es cuestión de todos, incluidos los que estamos hartos de Trump y de Maduro. La excusa de asociar narcotráfico y terrorismo no la inventa Trump. Nixon, Reagan, los Bush, padre e hijo, tiraron de ese argumentario para justificar la lucha anticomunista (invasión de Panamá, contra en Nicaragua, CIA). Venezuela es de los pocos países del «patio trasero» que no sufrió ese intervencionismo directo.

Si Trump decidiese atacar Venezuela por ser aliada de Cuba, Rusia, China e Irán, sería una causa geopolítica, pero la razón de fondo es económica. Marco Rubio, secretario de Estado, nacido en Cuba, vinculado a la oposición venezolana, cabeza del ala republicana más intervencionista, miembro de su círculo de confianza, le ha convencido de las ventajas de cargarse a Maduro para que sus empresarios amigos, abiertas las puertas de Venezuela, obtengan pingües beneficios de las reservas norteñas de gas y petróleo y de las reservas mineras del Arco del Orinoco (oro, coltán, bauxita, hierro).

Entretanto, Trump juega a los barcos. Despliega en el Caribe ocho buques de guerra, tres destructores, un submarino, su mayor portaviones y unos 10.000 soldados, entre marines embarcados y otros en bases portorriqueñas; más que durante la crisis de los misiles en plena Guerra Fría. Si se trata de capturar narcolanchas, el despliegue es desproporcionado. Para aumentar las incautaciones bastaría con aumentar los guardacostas. Por cierto, el 75 % de las armas incautadas hasta ahora son «made in USA», porque EE.UU. es el principal suministrador de armas a los grupos que combate.

Maduro no es el capo del cartel de los soles, porque no existe tal cartel, no hay estructura de mando. En Venezuela trafican guerrilleros colombianos, mientras altos mandos militares hacen negocio mirando para otro lado y Maduro les deja hacer a cambio de lealtad política. De la cocaína que llega a EE.UU. menos del 10 % procede del país, la mayoría por vía aérea; el 75 % entra por la ruta del Pacífico, procedente de Colombia, Perú y Bolivia. El verdadero problema de drogadicción lo tiene EE.UU. con la crisis del fentanilo, elaborado en México con precursores químicos procedentes de China. EE.UU. tiene un problema con la droga y otro con Trump.