El corte que ayer vivió la principal arteria de comunicación de Galicia, la AP-9, y el consiguiente colapso en la vía alternativa, la carretera nacional entre A Coruña y Vigo, es un insulto a los gallegos. Primero, porque las medidas tomadas por Audasa para combatir el hielo fueron insuficientes o inadecuadas, lo que resulta intolerable. La concesionaria cobra una elevado peaje y lo mínimo que se le exige es un mantenimiento correcto de la vía. Segundo, porque un día antes del colapso la autopista se vendió sin que la Xunta -pese a que lo prometió de forma reiterada- lograse arrancarle un compromiso a la concesionaria para dotar de un tercer carril a una autopista que se está quedando pequeña para articular la comunicación entre las grandes ciudades gallegas. Y tercero, porque se demuestra que Galicia necesita de forma urgente una alternativa a la AP-9, pero no sirve una carretera nacional que coloca Vigo a tres horas de A Coruña, sino que ha de ser una vía gratuita, de alta capacidad y competitiva.