La entidad apoya a los padres ofreciendo actividades a los chavales sin descuidar la educación en valores
11 jul 2009 . Actualizado a las 02:00 h.Dentro de las entidades que no cierran sus puertas en vacaciones está la fundación Amigos de la Barrera. En sus locales, situados en el número 4 de la calle de la Barrera, al lado de la Praza Maior, se dan cita diariamente decenas de niños que disfrutan de su tiempo libre, refuerzan materias escolares y, sobre todo, aprenden a convivir. Rafael Vallés es, desde hace cinco años, el director gerente de esta institución, muy relacionada con la historia ourensana.
-¿De dónde viene la fundación?
-Se trata de una institución muy vinculada a la ciudad. Aquí siempre se atendió a los niños desamparados. En tiempos fueron las hermanas de la Caridad y en tiempos esto fue un orfanato.
-¿Cuál es la labor actual de Amigos de la Barrera?
-Es una casa muy amplia, de cuatro plantas, que queremos que sea un centro de la familia. El patronato de la fundación quiere que se utilice la casa para algo que sirva a la sociedad ourensana. Una de sus carencias es que la familia se encuentra desprotegida, desde el punto de vista de conciliar vida laboral y familiar como de la educación de los hijos. No hay recursos para dejarlos en sitios sanos. Nosotros pretendemos cubrir esas lagunas. No dar solo el servicio de ocuparnos de los niños, sino también ir un poco más allá, colaborando con los padres en la educación de los hijos y proporcionándoles unos valores. En septiembre queremos tener listo el proyecto del centro de día infantil y juvenil de apoyo integral a la familia. Será esta labor, más profunda y aprovechando al máximo las posibilidades que ofrece la casa. Aunque hay actividades que se realizan fuera de ella, como Apadrina un abuelo .
-¿Es vuestra actividad estrella?
-Refleja la filosofía de la fundación, que es enseñar a los chavales a valorar aquellas cosas que de verdad valen la pena. Les enseña a darle a los demás lo que tienen, que es tiempo y cariño a personas que han trabajado, vivido y sacrificado por ellos.
-Hace poco celebrasteis un coloquio sobre drogas para padres y niños. ¿Cuál es la importancia de los padres en vuestra labor?
-Tienen mucha importancia, porque de hecho son ellos los que tienen que educar a sus hijos. Tiene que haber una colaboración mutua entre padres, hijos y educadores. Nosotros no podemos ir por libre, tenemos que contar siempre con los padres.
-¿A cuántos niños atiende actualmente la fundación?
-Ahora mismo tenemos a treinta o cuarenta niños, pero la capacidad mayor. En septiembre queremos dar a conocer el nuevo proyecto y la casa puede albergar a más de cien niños. No hay un perfil definido. Cualquiera puede traer aquí a sus hijos. Tenemos de todo, niños musulmanes y niños cristianos y son todos muy respetuosos entre sí. Solo pedimos que los padres colaboren y participen.