El gran contenedor de ilusiones

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La disposición de los objetos es crucial en la composición de la obra de Quintana Martelo.
La disposición de los objetos es crucial en la composición de la obra de Quintana Martelo. miguel villar< / span>

Selección de pintura y escultura de Manuel Quintana Martelo en el centro cultural Marcos Valcárcel

25 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

«Cuando comienzas una pintura es algo que esta fuera de ti. Al terminarla, parece que te hubieras instalado dentro de ella». (Botero).

Una amplia selección de pintura y escultura puede admirarse en el Centro Cultural Marcos Valcárcel en la obra del conocido artista Manuel Quintana Martelo. Su discurso plástico vinculado al realismo lírico se instala en el vértice o no lugar que adentra en el umbral de la creación, la realidad. Una manera de explicar la relación del artista con el hábitat, espacio, experiencias, funciones y disfunciones, a través de un diario plástico que se traduce en anotaciones y visiones, en imágenes.

El artista indaga, investiga en el mundo bidimensional del plano pictórico y experimenta con el volumen y la tercera dimensión con sus espléndidas esculturas que integran dos materiales clásicos, madera y bronce, de texturas distintas y optimiza las posibilidades expresivas y plásticas de cada material.

Para los grandes cuadros, concebidos como obras arquitectónicas, el autor, realiza previamente varios bosquejos, todos museables, anteriores a la obra y expuestos, en los que analiza las magnitudes estéticas del objeto, sus cualidades, su significado, su dialéctica, para integrarlo en su discurso plástico.

Existe un temperamento eclipsado por su vibrante capacidad de reflejar lo objetivo a través de un dibujo magnifico, analítico que disecciona la realidad sin la navaja de Ockham ni la deformación estética de Francis Bacon ni el peso del pasado de Rembrandt, abriendo otras posibilidades o caminos estéticos a la indefinición de los fondos con postulados cercanos a la mancha abstracta, en el recrudecimiento de las texturas abruptas, inestables, con temperatura de alto voltaje que rompen con su lectura abierta el sosiego de su dibujo impecable. Pincelada suelta, definitiva en ocasiones empastada, eleva en capas la tensión de la misma.

Proceso de adición

Pintura urbana, el artista como flâneur elige el objeto de su mirada de entre otros estímulos de la calle y lo fotografía en el momento en el que el sol cae en picado para exagerar los volúmenes y líneas. Este es el principio del proceso de adición de materiales, conceptos, emociones, anotaciones, collage y apuntes previos e intermedios que tendrán como consecuencia la obra final, de forma que el proceso se integra en la pieza, progreso y síntesis. Podríamos hablar de un work in progress puesto que el artista revaloriza el acto de pintar, sus tiempos y evolución.

El color en sus chorreos, planos y masas construye estructuralmente en la tensión de sus campos los espacios del cuadro, en los que dialogan los objetos dispuestos como en una casual escenografía, sin la crudeza estoica de las naturalezas muertas pero con la misma intensidad expresiva, equilibrio, sobriedad y tensión. Capta, de esta manera, pliegues, rupturas y manchas dignificando la imperfección del motivo representado, un homenaje al material, a la pintura misma, al sufrimiento que conlleva para el artista la necesidad de expresarse.

Remite a Tápies y Saura en los espacios, en el equilibrio de las aspas, de las cruces, de la mancha, en la solemnidad de los chorreos y su vertiginosa huella.

Como perfeccionista, busca plasmar en la obra la imagen de la idea, a través de un proceso de trabajo exigente, de dudas y problemas resueltos plásticos, técnicos y lingüísticos al que somete al objeto de estudio para transformarlo en imagen estimulante que excede los límites físicos del soporte plástico.

Su amplio dominio de la técnica y un excelso conocimiento de la «cocina» de la pintura le lleva a una representación hiperrealista que esconde la pincelada de manera anónima, de las formas, de los objetos, conocidos, interiorizados, descritos en la realidad de sus imperfecciones, en la materialidad de sus estructuras, en la concreción de sus formas.

De esta manera, el autor, presenta, más que representa una realidad, lo objetivo definido a través de su magnífico dibujo, realidad congelada, pero muestra la mirada subjetiva del artista en los fondos inacabados, poéticos, omitidos, escritos, rotos, manchados como versos libres en el empaste.

Así, la disposición de los objetos es crucial en la composición, en la alteración de los espacios y como vehículo expresivo de sus alteridades, propiciando lecturas e interpretaciones abiertas que podrían vincularse incluso con el Informalismo en las forzadas construcciones y grafías de objetos desesperados y abandonados por el estudio con la virulencia expresiva de su potencia conceptual.

crítica de arte