«Teño paixón pola pintura dende cativo, só me recordo pintando»

María Doallo Freire
maría doallo OURENSE

OURENSE

MIGUEL VILLAR

El pintor ourensano Mitra llegó a exponer su obra en Estados Unidos, Dubai o Turquía, entre otros países

01 dic 2019 . Actualizado a las 17:31 h.

Xosé González Freixedo (Piñor, 1953) no duda en reconocer su admiración por Rembrandt: «Creo que é inigualable», dice. Aún así, conforme avanza la entrevista, se hace palpable su fascinación por otros artistas más cercanos, de Galicia. Resaltan nombres como los de Camilo Camaño Xestido, José Antonio Fondevila o José Solla. «Ao largo dos anos, levo compartido varios talleres e momentos con estes artistas dos que tamén aprendín moito. Algúns deles son amigos e familia», cuenta. Se refiere a Camaño Xestido con quien crea constantemente. Xosé es ourensano y es pintor de corazón, por instinto. Tanto es así que no solo su yo artístico recibe el nombre de Mitra, ahora toda su persona se llama de esa forma, porque todo él es pintor. «Todo o mundo me coñece como Mitra. É un nome familiar que ven de atrás, moitos dos meus antepasados eran curas e pode que algún deles chegara a bispo e de aí o alcume», destaca.

Hasta llegar a dedicarse exclusivamente a la pintura como hace ahora, han tenido que pasar muchos años, varios trabajos y la consiguiente jubilación. «Comecei cun posto en controis de calidade en San Cibrao das Viñas, automaticamente despois pasei a traballar na rúa do Paseo, nun aparcadoiro, e dende aí pasei ao que está na avenida de Buenos Aires. Traballei toda a vida ata fai moi pouquiño, cando me xubilei. De feito son os primeiros meses da miña vida nos que me podo dedicar plenamente á pintura. Mañá e tarde, sen mirar o reloxo», admite. Y es que esa es su única vocación, tanto que el propio Mitra explica que pintar y dibujar le sale natural desde niño. «Teño paixón pola pintura dende cativo, só me recordo pintando. Na época na que eu fun á escola, os alumnos tiñamos un caderno para ensinarllo aos inspectores que vixiaban a nosa ensinanza. Solo chegaban a mostralo os que mellores redaccións e debuxos fixeran, e a min sempre me tocaba», recuerda.

Se declara autodidacta aunque es cierto que a lo largo de su carrera profesional ha participado en numerosas formaciones y talleres en los que, además de compartir inspiración con los autores ya mencionados, profundizó en estilos y técnicas concretas. «Foi nos anos 80 cando comecei a ir a encontros nos que aprendín tanto da formación en si coma do ánimo e alento que me daban os compañeiros. Eles creron que tiña talento e así empeceime a animar a expoñer o meu traballo», cuenta.

La obra del ourensano, que se declara enamorado de Cea, tiene una base realista en la que introduce pequeñas aportaciones de elementos subjetivos, más excéntricos y cubistas. Sus cuadros están llenos de color y resalta una temática común a la gran mayoría de ellos: la Galicia del interior. «Encántame mostrar a realidade da nosa xente, porque eu son de aquí e esta terra córreme polas veas. Estou moi metido nas aldeas e nos pobos e gústame plasmar tódalas costumes e tradicións nos meus cadros», dice. De este modo tiene colecciones enteras de molinos o de ríos, en los que la vida queda representada a través de personas que desarrollan oficios propios del campo. Con ellos ha viajado a distintas partes del mundo. Desde realizar exposiciones conjuntas en Dubai, en Italia, Portugal o Turquía, hasta conseguir que dos de sus cuadros cruzasen el charco para poder ser admirados en Miami: «Era un típico hórreo galego que fascinou a un dos comisarios da exposición americana e pedíronme que o mandase».

Dice que últimamente se atreve más, aunque sigue aumentando y cuidando al milímetro su colección más personal, la del pan de Cea, que presentó en el 2018. «Agora estou traballando máis na obra de pequeno formato. Tomo apuntes de paisaxes e de lugares e logo na casa remátoos. Aínda así no cabalete teño un óleo sobre o pan agardándome». Porque, por suerte, hay cosas que no cambian.

«O embaixador máis grande que poida ter o pan de Cea, xunto aos panadeiros, son eu»

Aunque Mitra nació en Piñor siempre defiende a Cea como su pueblo. Sea por su niñez —su padre era de una pequeña aldea del municipio—, por su buena relación con los vecinos o por el tiempo que lleva viviendo entre Cea y Ourense, el caso es que el pintor ha sido el encargado de crear una exposición dedicada al producto más conocido de la zona: el pan de Cea. «Teño moita sensibilidade polo pan. Cada ano engado dous cadros á colección», dice. La estrenó el año pasado y Pan Cea Arte ya ha pasado por numerosas galerías (Dubai, Barcelona, Roma...). «Pinto o pan en distintos puntos e ás veces póñome un pouco excéntrico para adornalo. O embaixador máis grande que poida ter o pan de Cea, xunto cos panadeiros, son eu».

Quién es. Xosé González Freixedo, más conocido como Mitra, nació en 1953 en una pequeña localidad del concello de Piñor. Estudió en el Seminario Menor, en la Escuela Técnica 12 de Octubre y en la Universidad Laboral, aunque desde pequeño tuvo clara su vocación por la pintura a lo que hoy en día puede dedicarse plenamente.

Su rincón. Escoge la entrada de la Catedral de Ourense porque le recuerda a varias tardes de su infancia, en las que subía al campanario y disfrutaba de las vistas. Admite que otro de los lugares con más magia de la ciudad está junto al Seminario: «É incrible comprobar a tranquilidade que se respira alí mentres se mira cara a capital, cargada de estrés e de ruído».