¡No a los globales, en los carnavales!

María Doallo Freire
María Doallo EL LATIDO DE LA CIUDAD

OURENSE

¡Feliz carnaval 2022!
¡Feliz carnaval 2022! Santi M. Amil

De adaptarse, de celebrar cuándo y cómo se quiere,  del equipo de La Voz en A Palleira

26 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando estábamos en segundo de Bachillerato, nos coincidieron los exámenes globales el miércoles, jueves y viernes justo después de carnaval. Nos pareció tan injusto, e innecesario, que las tres clases del curso bajamos al patio a manifestarnos al grito de ¡No a los globales, en los carnavales! —estaba a huevo—. Hubo un par de personas que decidieron hacer uso del comodín de la libertad y se quedaron en las aulas. Por supuesto, no querían que unas pruebas tan decisivas para nuestra nota media en un curso tan importante como ese se solapasen con una fiesta tan esperada y divertida —más aún cuando tienes 17 o 18 años—; pero decidieron no bajar igualmente. Yo a eso lo llamo un acto de chupaculismo: dícese de la acción de acatar las órdenes sin rechistar hasta el punto de aplaudirlas aunque no sean necesariamente justas. Hacer la pelota, dorar la píldora. Desearía que este tipo de actitudes se aboliesen, más incluso que las órdenes injustas en sí. El tema es que, como era de suponer, no fuimos capaces de modificar el calendario de exámenes así que lo que hicimos fue mover las fechas del carnaval a una semana después. Según terminamos la última prueba, nos largamos a casa para ducharnos —presumiblemente después de varios días sin— y disfrazarnos. Completamente maqueados disfrutamos de una cena en la planta baja del Rey del Jamón, cuando estaba en la rúa Lepanto, y de una noche de entroido al 100 % con la zona de vinos de Ourense casi para nosotros solos, debido a que se trataba del fin de semana siguiente a uno de los más apoteósicos del año. Os cuento esto porque me parece el reflejo perfecto de que querer es poder, de que la actitud es lo que cuenta y de que los momentos más bonitos de nuestra vida los hacemos nosotros mismos gracias a la gente que nos rodea.

Esta historia viene a cuento porque la acabo de repetir por otro motivo. Después de anular la cena de Navidad de la empresa dos años seguidos por la pandemia, hace una semana recuperamos el espíritu del All I want for Christmas is you Mariah Carey para reunirnos a una mesa a cenar, brindar y festejar con diademas de elfos y gafas con el mensaje de ¡Feliz Año Nuevo! incluidas. Otra vez descontextualizamos la celebración, pero no la perdimos, la mejoramos a nuestra manera. La cosa salió realmente bien, diría. Gracias a un equipo unido que forman personas con un corazón enorme y con mucho sentido del humor. Y también a un restaurante, que ya es mi segunda casa, al que dan vida amigos y profesionales tan buenos y ricos como su comida. Porque en A Palleira nada puede salir mal. Y, por eso, y por todo: ¡Gracias!

Dicho esto, recupero el tema del entroido, que estos días lo va a petar en la ciudad y, por supuesto, en la provincia, después de un añito de parón por la pandemia. Lo hago para desearos muchísima emoción en una celebración tan nuestra y con tanta identidad como el propio cocido gallego. Y que no falte el sentidiño, ¿vale? A ver si en algún momento podemos escribir sobre el verdadero final de esta pandemia.