Admite ante una jueza de Ourense que asaltó una farmacia a punta de navaja y se llevó la caja registradora

Esta semana Gregorio Antonio A. P. ha sumado una nueva condena a su ya largo historial delictivo. En prisión preventiva desde el mes de febrero de este año, el sospechoso admitió a través de videoconferencia que el pasado 30 de enero entró en una farmacia de la capital ourensana y perpetró un atraco por el que ahora debe asumir una condena de cuatro años y tres meses de cárcel.

Su condición de reincidente en el delito de robo con violencia y que hubiera cometido el asalto con la cara cubierta con un verdugo han agravado las consecuencias penales por un suceso que tuvo lugar a las ocho de la tarde en un establecimiento situado en la calle Marcelo Macías. Según ha quedado probado, el acusado, tras cubrir su rostro para no ser identificado, entró al negocio y se fue directo hacia la empleada al grito de «esto es un atraco», esgrimiendo un cuchillo de grandes dimensiones y con una actitud tan violenta que lo llevó a empujar a la dependienta para tirarla al suelo. Trató luego de abrir la caja registradora, haciendo palanca con el cuchillo, pero la farmacéutica se levantó y, mostrando una gran sangre fría, se encaró con el ladrón, forcejeando con él. El acusado le hizo un corte en una mano con el cuchillo, tras lo cual siguió a lo suyo y acabó por arrancar de su sitio el cajón de la recaudación, en el que había 600 euros. Luego huyó a toda prisa.

Nada más tenerse conocimiento del incidente se puso en marcha un dispositivo que permitió localizar, al día siguiente del atracó, la caja registradora, que el acusado había tirado en el barrio de Camelias. Horas después se recuperaba el pasamontañas del acusado y el cuchillo que usó para el atraco, en los que había restos de ADN del sospechoso. El ladrón fue arrestado poco después, acordando el juez de guardia enviarlo a prisión. En el juicio, y ante la carga de prueba en su contra, admitió los hechos.

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