Colas de adolescentes en Ourense para conseguir un libro dedicado por Joana Marcús

La Voz OURENSE

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Santi M. Amil

La escritora mallorquina participa en un acto en la librería Nobel

18 mar 2023 . Actualizado a las 21:52 h.

Contaba hace unas semanas en «El Intermedio» la joven autora Joana Marcús (Fornaluch, 2000) que sus compañeros de instituto y algunos profesores del centro se burlaban de ella por escribir libros. En conversación con Thais Villas desgranaba su trayectoria creativa, que comenzó publicando en plataformas en la red a los 13 años, y las situaciones vividas a lo largo de sus pocos y exitosos años de carrera literaria. Algunos cursos después de su paso por el bachillerato la estudiante de Psicología y escritora ha hecho bueno el lema de Camilo José Cela -«El que resiste gana»- y el público adolescente sigue con pasión sus historias. Con tanta que una firma de libros en una librería se puede convertir en un acto multitudinario, con el beneplácito de los sufridos padres -«que se interesen por la lectura es lo mejor que les puede pasar», comentaba satisfecha unha madre que ya había superado la espera en la calle y departía con otra en el interior del establecimiento- y la emoción a flor de piel.

Marcús durante su firma en Ourense
Marcús durante su firma en Ourense Santi M. Amil

Joana Marcús estuvo firmando sus obras en la Librería Nobel de Ourense y la cola en la calle San Domingos llegaba hasta el enlace con Bedoya y subía por la misma. Adolescentes de toda la provincia, padres de O Carballiño y Ribadavia -entre otros lugares- hacían fila en la acera esperando su turno para entrar en el local-. Las chicas, la práctica totalidad de las personas en la cola, iban armadas en su gran mayoría con el último libro de la autora -«Tres meses»-, aunque también había quien apostaba por los títulos anteriores como «Antes de diciembre» y «Después de diciembre». Para participar en el acto de la firma de libros de Marcús era preciso inscribirse, y para asistir al encuentro del Espazo Lector Nobel de Ourense se registraron cerca de quinientas personas.

El ritual estaba perfectamente pautado: la cola acordonada desde la entrada de la librería y Joana Marcús, al fondo y con una sonrisa en los labios, dedicaba con toda tranquilidad sus obras a quien se lo pide. Amparada en sus grandes gafas y con la mejor de las disposiciones posaba para la foto, con el móvil de turno, con todas las chicas que pasaron a solicitar su dedicatoria. Con la emoción a flor de piel, algunas de las lectoras se iban con alguna lágrima asomando por sus ojos.