Este jueves el alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, difundió un comunicado que, sin pretenderlo, hace un gran resumen de este mandato. El regidor presentó un plano de la piscina que prometió para el barrio de Covadonga hace tres años. Un plano. Tres años.
Es una de las decenas de promesas que Jácome ha sido incapaz de cumplir, pero las recreaciones gráficas de parques acuáticos o piscinas infinitas son solo entretenimientos inofensivos. O no, porque es el Ayuntamiento quien paga a los estudios de arquitectura que los elaboran. En cualquier caso, son todavía más graves los compromisos incumplidos que juegan con el bienestar de quienes más ayuda necesitan. Esta semana, el gobierno aprobó la convocatoria de las subvenciones para libros y comedor escolar del próximo curso y el presupuesto no varía: 294.250 euros. Es una cantidad que es ridícula para un Ayuntamiento que maneja cien millones cada año y que, además, se ha demostrado insuficiente. En este curso, un centenar de familias se quedaron en lista de espera pese a cumplir los requisitos y, ante el revuelo creado por la oposición, Jácome se comprometió a proponer una modificación presupuestaria para que ninguno de esos niños se quedase sin la ayuda.
Esa es la misma solución que dio cuando una decena de entidades sociales se quedaron sin subvención para ejecutar sus proyectos asistenciales en la ciudad por falta de fondos. En ambos casos han pasado meses y esas promesas siguen sin cumplir. Ojalá no haya que esperar tanto como con la piscina de Covadonga, que sigue sin fecha.