Cinco apartamentos con piscina, yacusi y vistas a los cañones del Sil invitan a conocer la Ribeira Sacra

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

OURENSE

El alojamiento, situado en el municipio ourensano de A Teixeira, tiene tres estrellas y balcones con una panorámica perfecta de la profundidad del río

16 ago 2023 . Actualizado a las 12:08 h.

Justo antes de empezar a bajar por la OU-0605 en dirección a Parada de Sil, en uno de los puntos más altos de la montaña, está la aldea de Cristosende, que pertenece al municipio ourensano de A Teixeira. Está situada en una pequeña llanura rodeada de pendiente, en el corazón de la Ribeira Sacra. Entrando en el pueblo con el coche, llaman la atención a mano derecha unas pequeñas construcciones modernas y simétricas, colocadas formando una media luna, orientadas hacia la inmensidad de los cañones del río Sil, que están justo enfrente, en el lado izquierdo de la carretera. Se llaman Miradores do Sil y son cinco apartamentos construidos a finales del 2019. Desde que abrieron al público como alojamiento turístico han sido un atractivo más de la zona y lo más difícil es encontrar alguno libre para poder disfrutar de una estancia en él. Tienen todas las comodidades. En cada uno hay un salón con cocina y comedor, una habitación de matrimonio y un baño, además de un balcón completamente acristalado, que está orientado a los cañones del río con el fin de poder ver el atardecer y el sol esconderse detrás de las montañas. Al pie de los apartamentos, justo al otro lado de la carretera, tienen una piscina con yacusi externo, la última incorporación que han hecho los dueños del complejo. «Lo hicimos pensando en que los clientes pudiesen disfrutar de más comodidades en invierno, porque aunque no cerramos la piscina en todo el año, el yacusi con agua caliente apetece más cuando hace frío», explica Mar Vázquez. Ella y su pareja, José Benito Blanco, son los propietarios de los Miradores do Sil de Cristosende. El matrimonio tiene la concesión de la Casa Grande, un pazo solariego construido en el siglo XVI, que cuenta con ocho habitaciones y un restaurante que acaba de ser reconocido por la Guía Repsol con un Solete. «Empecé cogiendo la casa porque mis padres y mis tíos se habían jubilado y quería continuar su legado. Me pareció bonito continuar con el negocio», afirma. 

«Justo frente a la Casa Grande hay un terreno que estábamos utilizando como terraza. Veíamos que a la gente le encantaba esto, que venían con la intención de tomarse un café rápido y acababan echando toda la tarde. Nos surgió la oportunidad de comprar la Rectoral, cuyos terrenos eran esas fincas, y lo hicimos. Nuestra intención era restaurarla, pero como interviene Patrimonio es un proceso muy lento, así que nos decidimos a hacer algo de obra nueva y pusimos en marcha el proyecto de los miradores con la ayuda del arquitecto Javier Franco», explica Mar, que trabajaba en el ámbito de la asesoría en Ourense pero ahora se dedica exclusivamente a la gestión de sus viviendas turísticas. 

La prioridad cuando empezaron con el proyecto de la obra era que los cinco apartamentos tuviesen la máxima orientación hacia lo que más se valora de Cristosende: las vistas a la Ribeira Sacra. «Tienen una disposición en media luna para que desde todas se disfrute el atardecer, que será distinto según si es invierno o verano», afirma. Las casas pueden reservarse en las principales plataformas de alquiler turístico como Booking. Tienen un precio que varía según la temporada y va de los 150 a los 220 euros por noche cada una. Los huéspedes pueden reservar su desayuno o cualquier comida en Casa Grande. 

«El turismo que viene intercala el pasar tiempo de su estancia disfrutando de los servicios del apartamento y también descubriendo esta zona. Normalmente hacen el recorrido del catamarán o una excursión por la mañana y luego disfrutan de la tarde en la piscina y del atardecer desde el balcón de su casa», afirma Mar. La construcción, que supuso una inversión de unos 700.000 euros, supuso un revulsivo en el turismo de la zona. «Llegamos a llenar de tal manera que incluso se nos incrementaron las reservas en la Casa Grande», termina Mar.