Así se hace una gaita gallega: de seleccionar el árbol a afinar el sonido

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

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Maria Doallo

El lutier Roberto Carlos Pérez, O Reberete, lleva la mitad de su vida haciendo instrumentos tradicionales desde Cea

07 sep 2023 . Actualizado a las 19:48 h.

A Roberto Carlos Pérez parece que la música le corra por las venas. Nació hace 37 años en Cea, aunque pasó gran parte de su infancia en la tierra de su madre, Maside. Descubrió el folclore siendo todavía un niño y con 5 años ya tocaba la gaita. «Estiven na Banda do Carballiño e logo na de Boborás e Maceda. Na casa tocaba moito e funme apuntando a distintas clases: de acordeón, de saxo...», admite. Ese amor por las notas tradicionales hizo que Roberto se fuese acercando cada vez más a la historia de los instrumentos y a su elaboración en particular. «Foi por curiosidade, pura casualidade», afirma. Ahora es un referente dentro de los lutieres de Galicia. Se hace llamar O Reberete.

Hizo su primera pieza con 22 años. «Quedei no paro e empecei no taller de Clemente Neira, un lutier que xa morreu, especialista en instrumentos populares», dice. Se construyó una gaita desde cero y el resultado llamó tanto la atención de sus amigos y compañeros de foliadas que le empezaron a hacer encargos. A raíz de eso se animó a apuntarse a la Escuela de Artes y Oficios de Vigo y luego terminó en la Diputación de Ourense. «Hoxe levo catorce anos construíndo e penso que vou conseguir vivir desto», advierte. Cuesta creerlo, pero el futuro profesional que había escogido Roberto inicialmente era el de instalador eléctrico. «Ao rematar o colexio fixen ese grao superior e ata traballei dous anos nese campo, pero a raíz de ir ao paro todo cambiou», confiesa.

Entre pandeiretas y gaitas que él mismo hace
Entre pandeiretas y gaitas que él mismo hace Santi M. Amil

Los instrumentos de O Reberete tienen siempre algo en común, su artesano busca el sonido más puro. «Persigo unha liña de son moi concreta para que as miñas pezas se diferencien tamén nese sentido. Quero a música sexa agradable e que non pesen, que sexan ergonómicos», asume. Tanto le preocupa el sonido, que este año presentó una gama de instrumentos de percusión afinables. Pandeiretas, pandeiras y pandeiros que se pueden afinar.

Nunca hace una gaita sola. Las construye de tres en tres. Y las pandeiretas de diez en diez. «Unha vez que prendo o forno quero enchelo. É coma se pos auga a ferver para cocer un só espaguete», explica. El proceso es intenso, largo y laborioso. «O primeiro que hai que facer é seleccionar a madeira no monte. Eu corto en xaneiro e utilizo cerdeira, buxo, nogueira e algo de pradairo. Sempre árbores da zona que van secar ou que estorban», cuenta. Esos troncos se cortan a medida y se dejan secar durante dos años. Luego se hacen tablas y se espera otro año más hasta que pierdan la humedad. «A partir de aí móllanse os tablóns, cócense con vapor e logo nos moldes fáiselle a forma que queremos. Encólase, trabállase, pasáselle unha capa de barniz e logo rematamos montando coas peles, ferreñas e demais adornos», resume O Reberete. Cada una de sus gaitas ronda los 1.000 euros, tiene unos seis meses de espera y es siempre una joya, por su personalización y calidad. Lo saben bien Xabier Díaz y Davide Salvado, que son algunos de sus clientes. «Eles son un punto de inflexión porque ao esixir tanto do seu instrumento axúdanme a mellorar», dice. Acaba de enviar gaitas a Japón y también a Estados Unidos, pero cualquier gallego puede encontrarlo mucho más cerca: en Cea.