
La ourensana Alba Pérez lleva jugando al deporte rey desde los cinco. Hace dos que empezó en la escuela de arbitraje
30 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.La joven Alba Pérez Iglesias tiene solo 15 años pero ya sabe con claridad cuál quiere que sea su futuro. «Me encantaría centrarme en el arbitraje y estudiar la carrera de INEF para tener toda la formación deportiva posible», afirma. A esta joven ourensana la mueve el fútbol desde que nació. Con cinco años empezó a jugar en el colegio de Los Rosales, donde estudiaba. Desde entonces siguió entrenando y dándole patadas al balón, pasando por distintos equipos de la ciudad. Con 13 años decidió probar por otro camino, también relacionado con el deporte rey. «Todo empezó porque una amiga que ya era árbitra me animó a apuntarme a la escuela y probar», recuerda. Le gustó muchísimo y decidió seguir. «Tuve que pasar un examen teórico de conocimientos sobre la materia», explica. A partir de ahí, la base para mejorar como árbitra son los entrenamientos, que tiene dos días a la semana, y también reuniones con el resto de compañeros de la escuela. «Nos juntamos los viernes y hablamos sobre los partidos que pitamos. Consultamos errores que hayamos podido cometer y aprendemos de los más experimentados», afirma. «Por ahora me encanta y siento que cada partido es una experiencia única», añade.
Alba arbitra en Galicia y también fútbol base. Ya ha tenido que enfrentarse a los insultos de la grada. «Al principio sí que es verdad que me afectaba mucho lo que gritaban, porque evidentemente lo escuchas. Pero poco a poco aprendes a pasar, a centrarte en mejorar con cada partido y, sobre todo, a confiar más en mí misma», admite.
Quiere seguir creciendo dentro del arbitraje y de hecho su sueño sería forjarse una carrera en este sector, aunque dice que va a estudiar INEF. «Es un seguro por si las cosas no salen como quiero», comenta. Lleva jugando a fútbol desde niña y por eso sabe que las cosas son más difíciles en ese mundo si eres mujer. «El masculino está mucho más popularizado pero yo creo que las chicas tienen la misma calidad y capacidad que los chicos», afirma. «Tenemos que esforzarnos y que demostrar más que ellos, pero también siento que el fútbol femenino está empezando a calar en la sociedad», amplía. Ella está acostumbrada a compartir sus recreos con los niños de la clase, echando unas pachangas en el patio, y siempre le ha ido bien. «Al final conseguí ser una más», cuenta.
La joven ourensana fue la encargada de arbitrar el partido benéfico en favor de la lucha contra el cáncer de mama, que se celebró la pasada semana en Ourense. «Me pidieron que lo hiciese y para mí fue una ocasión muy especial. Me hizo mucha ilusión», dice. Confiesa que fue más benevolente de lo habitual. «Al fin y al cabo la gente lo que quería era pasarlo bien y colaborar con la causa. La finalidad era recaudar mucho dinero y divertirse en el campo», explica. En el partido, las jugadoras del Rosalía se enfrentaron a mujeres ourensanas, profesionales de distintas áreas como la política, la comunicación o la medicina.
Ahora sus objetivos no están en jugar sino en arbitrar y tiene claros referentes. «Admiro a Mateu Lahoz, a Zulema González y a Selina Álvarez», confiesa. Tiene la suerte de conocer a las ourensanas personalmente. «Es increíble ver a personas cercanas conseguir sus metas a ese nivel profesional. Estoy muy orgullosa de ellas y también les estoy muy agradecida porque siempre están dispuestas a ayudarme», termina.