
La provincia ourensana despidió una Semana Santa marcada por la lluvia y la suspensión o modificación de procesiones
21 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Tras una Semana Santa marcada por la lluvia en la provincia de Ourense, que obligó a suspender o trasladar al interior de los templos buena parte de las celebraciones, el Domingo de Resurrección ofreció una ligera tregua que permitió recuperar una de las tradiciones más singulares de Ourense: el desplante. Eso sí, no faltaron los paraguas. Como es costumbre, tras la misa de Resurrección celebrada en la catedral, la imagen de la Virgen regresó en procesión a su templo habitual, la iglesia de Santa María Nai. Fue allí, en las escaleras, donde se volvió a escenificar el gesto simbólico con siglos de historia. Según la tradición, en el siglo XVII los eclesiásticos dejaron plantadas a las autoridades municipales al negarse estas a financiar la reparación de la escalinata. Desde entonces, la escena se repite cada año.
Sin carreras, pero con protocolo, el obispo de Ourense, Leonardo Lemos, se despidió desde lo alto de la escalinata mientras la corporación municipal, con el alcalde Gonzalo Pérez Jácome al frente, aguardaba abajo, sin subir los peldaños. El desplante volvió así a escenificarse, cerrando oficialmente los actos de la Semana Santa en la Diócesis de Ourense, esta vez, entre nubes, pero sin lluvia.
Curiosidad
Este peculiar acto, mezcla de liturgia y tradición cívica, ha conseguido mantenerse en el tiempo como símbolo de la identidad local. Pese a los cambios sociales y al paso de los años, el desplante sigue despertando curiosidad entre los asistentes y reafirma, cada Domingo de Resurrección, ese lazo entre historia, religión y política que marca la Semana Santa ourensana.