Soledad y salud mental castigan a unas 200 personas sin hogar en Ourense

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Una persona duerme en un portal del barrio de A Ponte
Una persona duerme en un portal del barrio de A Ponte ALEJANDRO CAMBA

El perfil de las personas en situación de calle es de un hombre español de unos 50 años y el número se mantiene desde hace veinte años

27 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace 22 años que Cruz Roja trabaja en la ciudad de Ourense con el Programa de Atención a Personas Sin Hogar, financiado por la Xunta de Galicia. Desde el 2003, la organización atiende de media a unas 300 personas al año. Uno de los técnicos, Diego Conde, asegura que esa cifra se ha mantenido sin grandes variaciones. Hay casos de éxito pero es un trabajo que puede llevar años: «El problema es que como sociedad no estamos pudiendo dar respuesta a personas abandonadas por el sistema».

Cruz Roja no «saca a gente de la calle» sino que la ayuda a salir. Un equipo técnico y una veintena de voluntarios visita o recibe cada semana a personas en situación de calle. En lo que va de año, hasta esta misma semana, tienen registrados en su base de datos 190 casos. «Las cifras se mantienen, pero es cierto que nosotros somos la última red», explica Diego Conde. Hay un proceso intermedio muy largo hasta que una persona termina en la calle, por lo que para valorar si se ha incrementado este problema debería saberse el número de personas en situación de pobreza cronificada.

De los 190 casos, 159 son hombres y 31, mujeres. La mayoría masculina siempre ha sido el perfil, pero en los últimos años ha aumentado considerablemente el número de mujeres sin hogar. Solía ser entre un 15 % y un 20 % del total y llegó el año pasado hasta el 25 %. La edad media, aunque bajó un poco, se mantiene entre los 40 y 50 años, pero hay desde gente de 18 a 80. Un 80 % son españoles. La casuística y la evolución entre la población migrante en situación de calle y la española es muy diferente.

Las causas

Entre las personas en situación de calle de origen español, aunque Conde resalta de cada caso es muy diferente, se dan puntos comunes: «Son historias de vida durísimas». Por norma general, son personas que pasan tres golpes vitales muy duros, como puede ser la pérdida de empleo o el fallecimiento de un familiar. «Hay tres sucesos traumáticos que acaban de desestabilizarlos», argumenta. En algunos casos uno o dos son suficientes. Lo que sí observan es un problema de trastornos psiquiátricos cada vez más elevado. Puede ser que el trastorno el que los lleva a acabar sin hogar —lo más frecuente—, porque rompieron lazos familiares o sociales, y en otros estar en la calle les genera un trastorno. «Hay situaciones de muchísimo estrés, sufren agresiones, hay mucha gente de la calle que es como si hubiese pasado por una guerra», cuenta. Si los recursos para salud mental a veces no llegan a personas en una buena situación, menos lo hacen con la gente vulnerable: «Y si una persona no está incapacitada, tú no la puedes obligar a ir a un sitio».

Algunos de estos casos también presentan problemas de consumo, tanto drogas como alcohol e incluso ludopatía. «Hubo un repunte de chavales jóvenes con adicción a las casas de apuestas», detalla Conde. En muchas situaciones, los trastornos psiquiátricos y el consumo se combinan y deriva en una situación de calle. Una condición fundamental que sentencia la recuperación de estas personas es la soledad. «Es esencial tener el apoyo de una familia, es gente que se encuentra en una situación extremadamente vulnerable y sin posibilidad de ser atendido», explica. Algunos perdieron los lazos sociales, pero otros no quieren contactar con ellos por vergüenza o por no preocuparlos.

Cruz Roja hace tres salidas por semana, además de acompañamientos (a centros de salud, trámites...). Les ofrecen productos básicos —desde café o comida a productos de higiene íntima—, pero lo más importante es darles información sobre el programa para que ellos dedican acercarse a la sede de la entidad. El único recurso para que no duerman en la calle es el albergue municipal, dependiente del Concello, que cuenta con veinte plazas, y colaboran con el comedor de Cáritas.

Repunte de población migrante que está en la calle de manera puntual

El programa de Cruz Roja de atención a personas sin hogar trabaja con los diferentes departamentos de la entidad para dar una información integral. Por ejemplo, asesoran con empleo o con la regulación de situación de personas que acaban de llegar de otro país. Los migrantes sintecho han aumentando recientemente, especialmente de población venezolana o de Mali. Su proceso es distinto al de las personas de origen español. Llegan a la ciudad con una solicitud de protección internacional y mientras no se la aceptan se ven abocados a vivir en la calle.

Sin embargo, se trata de una circunstancia puntual porque en un período corto de tiempo consiguen trabajo y una vivienda. Incluso salen de la situación de calle cobrando primero en negro y después regularizan su situación. Es más ágil todavía entre las personas de Latinoamérica que conocen el idioma. «Todos los que vienen aquí quieren conseguir un empleo y conocen los recursos de Cruz Roja para una mayor inserción», explica Diego. Al mismo tiempo, también hay casos que, al ser refugiados, no se acercan a entidades públicas por miedo. El programa trabaja con «todo el arco posible de etnias y culturas». Técnicos y voluntarios se tienen que adaptar a las circunstancias de cada persona para que la intervención sea eficiente.