Confusión, retrasos y pasajeros tirados en el estreno del nuevo mapa de líneas de bus de Ourense
OURENSE

Un «busito» dio servicio a la línea troncal 1A y, al quedarse sin espacio, tuvo que saltarse paradas. En Beiro hubo niños que llegaron tarde a sus clases. La desinformación reinó en el primer día de la reorganización del servicio y ya hay asociaciones preparando movilizaciones
16 sep 2025 . Actualizado a las 20:29 h.Ourense se enfrentaba este martes a una tormenta perfecta en materia de movilidad urbana. El Concello implantó provisionalmente la gratuidad del bus desde ayer hasta el próximo lunes, día 22, para celebrar la Semana Europea de la Movilidad, una medida que el gobierno de Gonzalo Pérez Jácome hizo coincidir con la reorganización completa del mapa de líneas. Como resultado de todo ello, la ciudad vivió una jornada caótica, con ciudadanos tirados en las paradas porque los buses iban tan llenos que no cabía nadie más y con grandes retrasos que impidieron a decenas de personas llegar a tiempo a sus trabajos o a sus clases.
«Isto é como estar metido nunha lata de sardiñas», lamentaba pasadas las diez de la mañana un usuario de la línea 1A (Sexto Instituto-Barrocás). Pese a que es una de las que Jácome bautizó como «troncales», el vehículo que daba servicio en ella era uno de los «busitos» Isuzu comprados en Turquía, que llevan meses provocando quejas por su incomodidad y falta de espacio. El itinerario cruza la ciudad de norte a sur, pasa por el centro y por el complejo hospitalario y el nivel de ocupación era tal que hubo momentos en el que no cabía una sola persona más. Así, el bus tuvo que saltarse varias paradas, dejando a los usuarios tirados a la espera del siguiente.
Desde primera hora de la mañana, y durante toda la jornada, la reorganización de las líneas era tema de conversación recurrente entre quienes estaban en las paradas. En ellas no había información concreta sobre las rutas que pasaban por ese lugar; únicamente paneles publicitarios con códigos QR para acceder a la página web en la que se publicó el listado de las nuevas rutas. Además, las pantallas informativas siguen sin funcionar correctamente, anunciando la llegada de buses que acaban apareciendo más tarde de lo previsto y obviando otros que sí cumplían con su horario. Así las cosas, los chóferes, además de conducir, tuvieron que realizar una ingente tarea de información ciudadana, especialmente con las personas mayores. Al entrar, muchos preguntaban para confirmar que estaban subiendo en el bus correcto y otros pretendían introducir su tarjeta para pagar pese a que esta semana el servicio es gratuito, lo que en muchos casos demoró algunas de las líneas.
«Hay mucha desinformación. Mucha gente no sabía en qué parada esperar», resume Daniel Fernández, chófer y presidente del comité de empresa de la concesionaria del transporte urbano, que achaca los problemas de espacio en varias líneas a que no hay vehículos de gran tamaño suficientes para todas las líneas. A este respecto, precisa que dos de los diésel eléctricos están en el taller, uno por un accidente y otro, por una avería. Además, Fernández explica que, aunque sí se han pintado y señalizado algunas de las nuevas paradas, otras no, como ocurre en Emilia Pardo Bazán.
El malestar por la reorganización del servicio es creciente en la periferia. El presidente de la asociación de vecinos de Beiro, Eugenio Iglesias, habla de «frustración e caos». Allí la parada estaba llena a primera hora de la mañana pero el bus, que antes era a las 7.45 horas, ahora pasa a las 8.00 y no llegó a tiempo. «Os rapaces non chegaron aos colexios», lamenta el líder vecinal, que no descarta movilizaciones para exigir mejoras en el servicio. Es algo en lo que también están pensando en Rairo, según explica Puri Vidal. «Foi un caos. Houbo xente que tivo que esperar máis dunha hora na parada. Teremos que facer algo, manifestarnos ou cortar o tráfico para ver se nos escoitan», dice.
Este asunto también es objeto de polémica política. Este martes hubo juntas de área en el Concello, pero no asistió la concejala de Transportes, Ana Fernández. Pese a ello, la oposición no perdió la oportunidad de criticar la gestión del gobierno local. «Non hai nin planificación nin un modelo claro de transporte», lamentó la popular Ana Méndez. «Foi un auténtico labirinto de erros e falta de previsión», denuncia un comunicado del PSOE. «Hai moita confusión e moita incerteza. Os autobuseiros son os que teñen que informar á xente», lamentó Luis Seara, del BNG. El ejecutivo de Jácome difundió un comunicado en el que asegura que las nuevas líneas se estrenaron con más puntualidad y más usuarios.
Dos líneas de buses al campus para universitarios que apenas utilizan por su corto recorrido
Los universitarios, aunque a priori deberían ser los principales usuarios de las líneas de bus que conectan con el campus de Ourense, no son los mayores consumidores de transporte público. Las nuevas líneas 12 y 16 son las que dan servicio a esta zona de la ciudad, anteriormente dotada de la 9, 10 y 20. En este cambio de trayecto los estudiantes no son los mayores afectados, ya que no eran los que más utilizaban este transporte por lo limitado de su recorrido. Muchos de ellos optan por coger autobuses desde sus casas y bajarse en paradas cercanas al campus. Es el caso de Fátima y Rubén. La primera se desplaza desde el Xardín do Posío hasta Curros Enríquez, donde se baja y va caminando hasta la universidad. En el caso de Rubén, que vive en Santa Cruz, opta por coger el autobús que pasa por delante de su casa y bajarse en el Parque de San Lázaro. Al igual que Fátima, una vez deja el autobús completa su trayecto a pie, lo que le supone unos 15 minutos más. Universitarios de otros barrios de Ourense sí que han sufrido retrasos en las nuevas líneas hasta el campus. Es el caso de María, que vive en el barrio de A Ponte y utilizaba el anterior bus para ir a clase. En el primer día de cambios no pudo coger el transporte por los retrasos que arrastraban, por lo que realizó su trayecto a pie.
EN DIRECTO, EN SEIXALBO
«Vamos enlatados; con menos líneas la gente se amontona»
«Isto é insoportable, xa podían poñer unha marquesiña se agora imos ter que esperar hora e media por un autobús que nos sirva», se quejaba al filo de las 11.30 de la mañana, Concha. Fue a hacer una gestión a Correos y estaba en la Alameda con la intención de volver a su casa, en la carretera de Seixalbo. Muchos le dan la razón. El sol pica y la queja sobre la espera es general entre usuarios de distintas líneas. Llega el 4, pero ni Concha ni otros de los viajeros que pretenden llegar a Seixalbo lo cogen. «Ese non entra no pobo; o máis cerca que te deixa é no tanatorio e se vas cargado...», relata José Luis. «Antes tiñamos a 1, a 2, a 33 e a 14; agora só quedan dúas. E só a do 3 entra no pobo», añade. El autobús con ese número llega por fin a las 11.50 horas. Ya viene lleno y todos los que subimos quedamos en el pasillo. En la siguiente parada, en Progreso, sube un hombre con un andador que no puede alcanzar la zona del vehículo diseñada para carritos o sillas que le permitiría sentarse en él. Atrapado entre el resto del pasaje su situación vuelve a desatar las críticas a la reducción de líneas. «Es una vergüenza que los mayores, que son los que más dependen del bus, vayan así de pie. Vamos enlatados porque con menos líneas la gente se amontona. Todos los que he visto van hasta la bandera. Si eres joven aún te echas a andar, pero ellos no pueden», dice Aurora. El hombre se baja en A Cuña. «Este desvío no lo hacía el que iba a antes al pueblo de Seixalbo», comenta otro vecino. «Claro, es que si te quitan la mitad de los servicios, los que quedan tendrán que hacer más recorrido para llegar a todo. Y hay sitios que ya no van, como la parada de Chano Piñeiro», le contesta María Luisa. Cuenta que cuida a una señora que va a un centro de día en esa calle pero ahora tiene que bajarse en Carlos Velo y subir andando toda la cuesta. «E que pasa cos transbordos? Con unha ías ata a Estación, pero agora tes que baixarte en San Lázaro e coller outro. Con estas esperas non creo que o fagas antes da hora que tes para aproveitar o billete», dice Luis.