«Me gustaría que el sector de las bodegas participase más en Aeva»

María Cobas Vázquez
MARÍA COBAS O BARCO / LA VOZ

A RÚA

LOLITA VÁZQUEZ

La nueva líder empresarial quiere implicar a la sociedad en la promoción de la comarca

28 may 2017 . Actualizado a las 17:35 h.

Araceli Fernández es desde el pasado jueves la nueva presidenta de Aeva. Es también la gerente de Godeval y muchos todavía la conocen por ser la hija de Horacio Fernández Presas, el impulsor de la recuperación de la uva godello en Valdeorras y con quien trabajó codo con codo en la bodega. Con esos antecedentes familiares, siempre tuvo claro que quería dedicarse a la planificación rural y al vino, así que estudió ingeniería agrónoma y un máster en viticultura. Trabajó en Madrid, Cartagena y África, «en un proyecto de recuperación de la pimienta en Sao Tomé». Después la llamaron de Godeval y no se lo pensó. «Para mí fue una satisfacción volver y hacer algo que me gusta mucho», señala. Al principio decidió centrarse en la bodega. «Era nuevo para mí, era una época de muchos cambios y necesitaba organizar mi cabeza. Ahora ya hay un equipo rodado y puedo coordinarlo», dice, en referencia a su nuevo cargo como presidenta de la asociación de empresarios.

-No hubo candidatos y desde Aeva pensaron en usted. ¿Qué valoró para aceptar?

-He trabajado con mucha gente, y el trabajo en equipo siempre me ha dado muchísimas satisfacciones y en el momento en que me intentaron convencer de que aceptara, una de las cosas que más me atrajo era que iba a conocer mucho más la comarca de lo que la conozco e iba a volver a trabajar en equipo, porque Aeva tiene un equipo que se ha ido formando con todos los presidentes y funciona. Además, al ver que estaba todo el mundo apoyándome, me dije ¿por qué no?

-¿Qué aporta?

-Buff. No sé. Creo que escucho bastante y sé lo que no sé. Me gusta mucho encontrar a gente que se complementa. ¿Qué aporto? De momento tengo que demostrarlo, pero sobre todo tengo ilusión, y me gusta el trabajo.

-Le toca defender Valdeorras, y uno de los problemas a los que siempre se alude es el de las malas comunicaciones, con una N-120 en mal estado y una A-76 que no acaba de llegar. ¿Será su caballo de batalla o cree que hay otras necesidades?

-Los caballos de batalla que llevan mucho tiempo se tienen que seguir, las cosas que se empiezan hay que seguirlas hasta el final; pero seguro que tiene que haber más cosas. Sería muy interesante que la gente supiese que existimos. Las empresas ya son una representación pero tenemos el comercio, el enoturismo que empieza, hay que ver qué posibilidades hay.

-¿Queda mucho por hacer para que se conozca y la gente venga?

-Sí. Una de las cosas que sí me gustaría que la gente viese es que Valdeorras se va a conocer más si participan más de su tierra. El hecho de que la gente aquí arrope y participe, que la gente se sienta orgullosa de dónde es, que cuente lo que es...

-Como bodeguera, ¿servirá su cargo para buscar sinergias con la denominación de origen, que parece que van por caminos diferentes a pesar de tener intereses comunes?

-Se podrían hacer cantidad de cosas, pero no solo con la D.O., sino también con la Ruta do Viño, la de empresarios bodegueros, con cualquier asociación.

-¿Alguna cosa que como socia viera que faltaba y que ahora intentará como presidenta?

-Cuando no estoy metida no suelo ser muy crítica.

-¿Y nuevas?

-Me gustaría que el sector de las bodegas participase más en Aeva. No hay muchas.

-Parece que no se consideran empresas, que se asocia empresa a construcción.

-(Asiente). Las bodegas no son empresas... (Ríe). Son un ente de los sentidos. Es más, la gente incluso cuando viene a una bodega no entiende que es una actividad económica, como si vinieran a casa y tuvieran que invitarles a un vino. La botella no cuesta solamente la uva, cuesta el trabajo de muchísima gente, desde mis compañeros que van a la viña por las mañanas, que podan, que están rezando para que no caiga la helada, toda la producción, el salir yo a vender... Y después está que todo el mundo parece que sabe vender vino y te dice cómo hacerlo. Y el trabajo de vender vino no es fácil.

«Quedarse sin stock en el mundo del vino es tremendo, porque pierdes mercado»

Como bodeguera, Araceli Fernández vive con preocupación las consecuencias de la helada, ya no solo directamente en los viñedos, sino también de cara a la próxima vendimia y a la cosecha. No habrá tanta uva como en años anteriores, y eso puede acabar siendo un problema para las bodegas amparadas por la denominación de origen, que pueden quedarse sin vino para servir a sus clientes.

-¿Qué pasará tras las heladas del mes pasado?

-La gente que vivimos de la agricultura, es una ruleta rusa. Lo de las heladas, al final la decisión la tiene la administración; la gente está demandando ayudas. No sé la solución que darán, pero la gente está pidiendo. Y, una vez pasado esto, habrá que empezar a estudiar sistemas de prevención de heladas, que muchas veces no son efectivos... pero es lo que hay. Lo que está claro es que estamos en un mundo muy loco en cuanto a clima y tenemos que asegurar. No hay otra salida, porque ya no depende de que tú hagas bien tu trabajo, sino de que venga un año fastidiado como este, que haya heladas, que haya granizo... que todavía estamos rezando que no venga una tormenta de granizo. El viticultor que vive de eso, imagínatelo... Y las bodegas, si no tienes vino, quedas fuera del mercado.

-¿Hay preocupación por no poder atender a los clientes?

-Sí, sí, claro. A veces es mucho más estresante no tener stock que tenerlo. Una de las situaciones que te decían siempre era que quedarse sin stock es terrible, es mucho peor. Porque si tienes stock creas ideas para venderlo, pero si no tienes, no puedes hacer nada.. Y hay tanta competencia que en el momento en que tú no puedas servir, va a servir otro. Y pierdes cuota de mercado y tienes que volver a empezar.