Carlota Méndez: «Escuchar una gaita en la estación me pareció que era una buena señal»

mar gil OURENSE / LA VOZ

ALLARIZ

cedida

Mejorar la calidad de los medicamentos centra la investigación de esta joven alaricana en Glasgow

24 sep 2017 . Actualizado a las 21:24 h.

«Mi historia en Reino Unido empezó como la mayoría, con un título recién adquirido de la Universidad de Santiago, bastantes nervios y demasiadas ganas de mejorar mi inglés». Es la síntesis de una experiencia emocional que se ha convertido, cinco años después, en un estado vital. Podría ser la historia de muchos jóvenes gallegos en el extranjero, pero este relato lo firma Carlota Méndez Torrecillas, una ingeniería química ourensana que ha puesto un pie firme en Escocia.

Enfrascada en la investigación, Carlota recuerda sus primeros pasos en la orilla británica del mundo: «Pocos días después de aterrizar en Newcastle UponTyne (Inglaterra), empecé un máster en sostenibilidad en Ingeniería química y, aunque los primeros días fueron bastante duros, contaba con el apoyo de otros amigos que habían decidido que completar nuestros estudios en Reino Unido sonaba bastante bien. De eso han pasado cinco años y, de los cuatro ingenieros que nos vinimos ese año, tres decidieron seguir en Inglaterra y solo yo opté por mudarme para Escocia».

Fue la segunda gran decisión en su nueva vida lejos de casa. Cerca y lejos cobraron a partir de ese momento apariencias difusas y el clima, la música, el urbanismo y hasta la naturaleza fueron, y son, una rueca con la que hilar vivencias y entrelazar recuerdos y experiencias de aquí y de allá: «Tengo que confesar que, aunque en un primer momento no estaba demasiado convencida de que Glasgow fuera una buena idea, el escuchar una gaita según salí de la estación de tren me pareció una buena señal. Claramente lo fue».

Y eso que el clima no ayuda demasiado. «Escocia es como una Galicia con mal tiempo. De hecho, fue poco después de descubrir que es posible vivir las cuatro estaciones del año en menos de tres horas, cuando empecé mi doctorado en el CMAC Doctoral Training Centre». El CMAC, detalla, forma parte de la Universidad de Strathclydey y su labor se dirige a «la producción de nuevos métodos y tecnologías en la industria farmacéutica que aumenten la calidad de los productos, haciéndolos más accesibles y económicos. El centro cubre muchas áreas de desarrollo, desde estudiar medicinas anticancerígenas a cómo imprimir en 3-D medicamentos personalizados para cada paciente a bajo coste». La labor de Carlota Méndez es «estudiar cómo usar las extrusoras de doble husillo para mezclar y granular las distintas medicinas con sus excipientes y facilitar su dispensación como pastillas. La gran ventaja de este método -aclara- es que reduce la pérdida de material y aumenta la uniformidad entre lotes, con lo cual la calidad de los medicamentos aumenta y los precios se reducen. Además, es un método muy rápido y seguro».

Más allá del día a día científico, la joven analiza con cierta preocupación la situación sociopolítica definida por la que ha sido, sin duda, palabra de moda en los últimos tiempos: el brexit. «Ese tema es lo que menos me gusta porque, aunque en Escocia no se nota tanto, ha enrarecido un poco el ambiente tan global que tenían. Especialmente porque, al trabajar en la universidad y en investigación, donde los grupos están compuestos por tanta gente europea, se ha creado una incertidumbre que ha dejado a muchos sintiéndose rechazados en un sitio que antes llamaban casa». «Aun así, yo puedo decir que estoy muy contenta aquí, pero sí que me planteo volver a medio plazo para casa», matiza. «Aunque han pasado cinco años, sigo extrañando mucho el no estar en la vida diaria de mi familia y mis amigos y perder esa opción de poder ir un viernes a cenar de tapas o un domingo a comer con mis padres. Además, aunque mi novio es de Glasgow, este verano se quedó enamorado de Galicia y fue él el que me dijo que quería mudarse para allí en unos años».

Un lugar en el que cualquier extranjero se siente como un ciudadano más

La ciudad de Glasgow, cuenta Carlota, está llena de anécdotas e historias increíbles que muestran el carácter de la gente y de la urbe: «El logo de la ciudad es People make Glasgow y, definitivamente, tienen razón. Aunque tengan uno de los acentos más fuertes de Reino Unido, no dudan dos veces en ayudarte y hacerte sentir que eres uno más. Uno de los rincones que muestran como son los glaswegians es la plaza de Nelson Mandela, que fue renombrada así durante el apartheid, avergonzando al gobierno sudafricano», explica la joven alaricana.

Rincones curiosos

«Además de muchísimos rincones curiosos y una universidad preciosa, Glasgow está lleno de conciertos y festivales, tanto aquí como en los alrededores», destaca Carlo Mández, quien asegura además que «los parques nacionales son preciosos y una de las cosas que más me sorprende es cuánto les gusta pasar el fin de semana al aire libre, porque, eso sí, el tiempo aquí deja bastante que desear». Advierte, en este sentido, de las enormes diferencias con lo que ocurre en España, en más de un sentido. «El verano se reduce a una semana al año en la que todo el mundo se revoluciona y tus jefes normalmente te dicen que te cojas la tarde libre».

De Ourense a Allariz, para ser experta en química

Carlota Méndez Torrecillas nació en 1988 en Ourense y a los 9 años comenzó una nueva etapa vital tras el traslado de su familia a Allariz. Allí estudió en el colegio Padre Feijoo y luego en el instituto. El siguiente paso fue cursar la carrera de Enxeñería Química en la Universidade de Santiago de Compostela, donde se especializó en procesos químicos y bioquímicos.