Madrugón a las ocho para correr el boi: «É a saída máis auténtica, despois a almorzar e a clase!»

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA ALLARIZ / LA VOZ

ALLARIZ

Cientos de estudiantes y trabajadores de Allariz son fieles a la carrera de primera hora de la mañana

18 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La vida en Allariz empieza antes de lo habitual los días de la Festa do Boi. Fuera de las aglomeraciones y la fiesta a rebosar de los dos fines de semana, la celebración más local y auténtica pervive entre la rutina. Y no con poca afluencia. Cientos de vecinos son fieles a la salida del boi de primera hora de la mañana que se celebra lunes, martes y miércoles. El casco histórico se llena de un momento a otro de estudiantes y trabajadores con pañuelos verdes. «Son as saídas máis especiais porque estamos os do pobo», confiesa Pablo Cid, uno de los hombes do sedeño. Esta sí es una razón para que los chavales se retrasen en su entrada al colegio. 

La Casa do Boi está abierta desde las siete y media de la mañana. Los «homes do sedeño», como se les llaman a quienes lo guían, también lo cuidan. Lo alimentan temprano para coger fuerzas antes de su primera carrera. Este martes solo dos de los tres cuadras estaban ocupadas y adelantaban que era el turno de uno de los bois más mansos. El grupo de alaricanos encargados del animal suma este año 18 miembros. Ninguno se pierde las citas más concurridas de los fines de semana y todos los que pueden también están los días laborales. Pablo siempre se coge vacaciones: «No traballo xa saben que esta semana é sagrada». Él ya recuerda correr a las ocho de la mañana desde que era niño. «Dende rapaz víñamos sempre antes do colexio e despois corríamos para chegar a tempo», relata. Hace años, esta salida se hacía todos los días, pero al ser el viernes festivo local algunos alargaban la noche hasta primera hora: «Aguantábamos de festa para vir a correr pero volvéronse saídas complicadas, por seguridade reducimos días». Las tres carreras que ahora mantienen, son imperdibles para los jóvenes. 

A medida que se acerca la hora, grupos de amigos empiezan a rodear la cuadra de los bueyes. «Vimos en pandilla antes de ir ao instituto, non faltamos ningún día», contaba una estudiante de 4º de la ESO. Algunos ataviados con ropa deportivo y otros incluso en pantalones vaqueros siempre se despiertan antes para cumplir la tradición antes del horario lectivo. Aunque ya cuentan casi las horas para dar por cerrado el curso, así que se permiten disfrutar de la mañana: «É a saída máis auténtica, despois sempre imos almorzar xuntos e a clase!». Pablo destaca que la afluencia de las nuevas generaciones sigue siendo muy alta. «Hai grupos que xa sabemos que van vir e os esperamos se vemos que non están», cuenta.

A las ocho en punto suenan las seis bombas que avisan de que el animal empieza su paseo. A esa hora ya se juntaban ayer por el casco histórico unas doscientas personas. Incluyendo los vecinos más mayores que se animan a correr o lo que lo hacen y después van a trabajar. Este martes eran nueve los «homes do sedeño» que dieron paso al buey para una carrera de media hora. Fue una salida tranquila. «A este boi non lle gusta correr!», se escuchaba. Todos los alaricanos coinciden en que es la hora a la que mejor se corre. Algunas de las jóvenes relataban que el segundo fin de semana no se animan porque hay demasiada gente: «O problema non é o boi é que a xente non sabe facelo ben,». Aunque el animal es el que marca el recorrido, intentan que casi todos los vecinos de la zona histórica puedan verlo pasar. Hacen todas las paradas obligatorias, no solo por los participantes sino por el bienestar del animal. Al ser por la mañana pueden hacer una visita especial: en la escuela infantil.

Los hombres do sedeño desayunan juntos después de cada carrera
Los hombres do sedeño desayunan juntos después de cada carrera ALEJANDRO CAMBA

Los niños cogen la cuerda que guía al animal desde la ventana. Los alaricanos se vinculan a la fiesta desde muy pequeños. Ayuda que acuden a las salidas muchos padres con sus hijos de primaria, que no empiezan el colegio hasta las nueve y cuarto. Aunque no corren. «Aínda son pequenos e lle teñen respecto», relataba una madre. No se trata solo de correr. Por las diferentes plazas y los sitios más seguros, las familias acuden juntas a ver la carrera o se paran a hablar por las plazas. Los que abren sus negocios a primera hora salen a la puerta esperando ver pasar el reguero de corredores y comentarlo. «Trátase de desfrutar da festa xuntos», defiende Pablo. Los «homes do sedeño» son el mejor ejemplo de esa filosofía de comunidad. Una vez suena la bomba que anuncia el final, las carreras matinales siempre van seguidas de un saciante desayuno en compañía para tener energía en la semana más esperada del año.