La visión intimista de la pandemia de Tono Arias

Javier Benito
Javier Benito LALÍN / LA VOZ

ALLARIZ

Miguel Souto

«Veñen corvos voando baixo» refleja la fragilidad en el confinamiento con su entorno de telón de fondo

10 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La reflexión personal e intimista de Tono Arias (Allariz, 1965), afincado desde hace años en A Estrada, sobre el confinamiento durante la pandemia cristalizó en un proyecto en imágenes, Veñen corvos voando baixo. Una propuesta, con su entorno más inmediato de telón de fondo, que cautivó al jurado de los Premios de Fotografía Contemporánea de Mallorca a finales del 2023. Recibió el galardón entre 56 propuestas, gestándose a continuación una publicación impresa y una exposición itinerante, que ya estuvo en la ciudad mallorquina y recientemente en Castellón. Además, la obra se seleccionó por PhotoEspaña al premio de este año al mejor libro en la categoría de bibliofilia.

Siluetas de plásticos que asemejan fantasmas en un particular aquelarre. Una tenebrosa «araña» de madera o ruedas convertidas en pesada carga. Fuego, agua, viento y tierra, los cuatro elementos bajo el particular enfoque de Tono Arias, en imágenes subyugantes, que inquietan, en un ambiente nocturno que evoca, para más de uno, los miedos de la infancia. Una poderosa visión sobre lo que construimos y destruimos, sobre la naturaleza, la arquitectura y el entorno en el que vivimos. Aproximación casi artesanal a la construcción, donde el autor incluso optó por material en blanco y negro caducado, con tomas de cámara de placas y diapositivas.

Con la naturaleza más inmediata, la que rodea su propia casa, Tono Arias generó las series que conforman ese premiado proyecto. Un telón de fondo con los árboles como principales protagonistas pero no los únicos, al emplear desde material ya desterrado del día a día, como plásticos o ruedas gastadas, en busca de una relación más simbólica con ese confinamiento vivido durante varios meses del 2020. Una oda a la fragilidad del hombre donde la intervención creativa le llevó incluso a ejercer como modelo subido a la copa de un árbol o vertiendo agua, con una iluminación «un tanto futurista». Se suman algunos paisajes en tomas muy cercanas ya en las primeras salidas fuera de casa.

Dos zorros como amigos

Entre las series generadas en esa primera y mortífera etapa del covid, recuerda con nostalgia entremezclada con cariño las imágenes captadas de dos zorros. Entre marzo y septiembre de hace un lustro los dos cachorros crecían ante los ojos de Tono Arias, casi convirtiéndose en sus amigos. Una relación muy especial que no quiso ni siquiera subir a sus redes sociales para no desvelar la situación de unos animales que, por desgracia, terminarían muertos

«por distintas accións humanas»

, comenta sin entrar en detalles con malestar en la voz.

A esos dos raposos se los encontraba de noche en ese bosque anexo a su vivienda. Crecía una confianza mutua según pasaban los días, aunque siempre dentro de la cautela del animal salvaje respecto al humano. «Non tiña moito tempo cada día para facerlles fotos, eran cinco ou dez minutos», explica Tono Arias. Eso sí, en cada ocasión buscaba preparar el escenario, alterar con distintos recursos —desde un madero al que se subieran a elementos externos a la propia naturaleza— la composición donde el protagonismo lo tenían los dos zorros.

Cifra el fotógrafo alaricano afincado en A Estrada en torno a 3.000 las fotografías que tomó, que cribará y con las que baraja editar un libro. Pero su pretensión va más lejos porque pretende colaborar con centros escolares para mostrar a los pequeños esas imágenes y que ellos plasmen en el aula en dibujos su visión de esos zorros, de esa naturaleza en pleno confinamiento.

Edición para FFoco y presencia en Madrid con Dispara

Desde el 2012 regenta en A Estrada la galería Dispara, un centro cultural en la periferia con la fotografía como protagonista. Desde venta a cursos o exposiciones son su día a día. Con siete libros de autor publicados y otros en marcha, Tono Arias lleva desde hace más de cuatro décadas vinculado a la imagen. Le gusta que su trabajo acabe en formato libro, algo que perdure, algo físico. Además ejerce en ocasiones como editor, como la obra de Iván Nespereira ganadora en el festival FFoco de A Coruña, que estará lista en breve. Y con Dispara acudirá en Madrid a la feria Fiebre a finales de mes.

Un nuevo libro con otra visión de la rapa das bestas en Sabucedo

A Tono Arias podemos definirlo como una persona inquieta y capaz de abordar varios proyectos a la vez. La pasada semana abría sus puertas en la Casa das Artes de Vigo una exposición colectiva, comisariada por Rosa Neutro, en la que participa. En Pulsos e solastalxis [do monte galego] exhibe fotografías de la serie Mentres maduran as uvas, la protagonizada por los dos zorros, y de Natura é outra. La muestra busca acercar puntos de vista de distintos creadores en torno al impacto sobre los montes gallegos del cambio climático o la sobreexplotación por intereses económicos.

El monte y el impacto de los incendios del pasado agosto en la comarca ourensana de Valdeorras, bajo la mirada de Tono Arias, podemos intuirlo con claridad en la serie de imágenes que está subiendo estos días a redes sociales. Con amigos en San Vicente de Leira, quiso acercarse a la destrucción de esa aldea o la afección en Trevinca a la Lagoa da Serpe. Por cierto, aún recuerda casi con cansancio las tres horas y media de caminata para llegar a ese enclave mágico y negro por el fuego. Como destaca, no buscaba reflejar las llamas sino el efecto, porque reconoce que humo y fuego generan tragedia pero una cierta belleza.

Entre manos, nunca mejor dicho por su composición artesanal, tiene un libro en formato acordeón. Un experimento bautizado Do re mi fa sol la si do que ofrece una mirada de los otros espectadores de la rapa das bestas de Sabucedo, de aquellos que subían a los árboles o miraban entre pequeños agujeros en las vallas esa lucha incruenta entre hombre y caballo. Fotos con flash, en una visión casi teatral de la rapa.