Perdió una pierna con 11 años y ahora triunfa en el parabádminton: «De niño comencé a jugar al fútbol de portero en la silla de ruedas»

BANDE

Ignacio, en el centro de tecnificación deportiva de Pontevedra
Ignacio, en el centro de tecnificación deportiva de Pontevedra Ramón Leiro

El deporte ayudó a Ignacio Fernández a superarse y este fin de semana disputa el circuito nacional en Ourense

19 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Un acontecimiento traumático como perder la pierna izquierda en un accidente de tráfico le plantea a cualquier persona complicados desafíos para reconducir su vida y muchos más aún si la víctima es un niño de 11 años, residente en un pueblo de A Baixa Limia. Ignacio Fernández Enríquez (Bande, 1995) encontró en el mundo del deporte la motivación para recuperar ilusiones, aportar sus experiencias en el mundo de la docencia e incluso alentar un sueño olímpico, forjado en países exóticos como Japón, jugando al bádminton con los colores del ourensano Club Athlos y en el Centro de Tecnificación Deportiva de Galicia, en Pontevedra.

«Como cualquier niño de pueblo, crecí haciendo mucha actividad física en Nigueiroá, donde me crie. No paraba quieto y, de repente tras el accidente, que fue cerca de casa, salí del hospital con una silla de ruedas. Todo parecía más complicado y algunas cosas, en particular, imposibles», argumenta el propio Ignacio. Seguir practicando el balompié con sus amigos era una de esas barreras inmensas: «De niño comencé a jugar al fútbol de portero en la misma silla de ruedas. Al principio a mis compañeros no les hacía mucha gracia, pero cuando vieron que ocupaba más portería, la cosa fue mejorando».

En el colegio de Bande y en el Instituto Aquis Querquernis el joven fue desarrollando su movilidad e inquietudes vinculadas de modo directo a sus propios desafíos: «Pasé a jugar con muletas y acudía con mi pandilla a torneos de 24 horas, donde comencé a destacar por mi habilidad para chutar. En uno de ellos me vio el seleccionador nacional de fútbol para amputados y me propuso desplazarme al Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat, así que me lancé a la aventura y me fui a Cataluña». También se enroló en el Haszten Getxo, una entidad centrada en el deporte adaptado y vinculada al histórico Arenas Club. Fue su trampolín para participar en competiciones internacionales: «Llegué a la selección española y hasta participé en un Mundial en México, en el 2018, pero llegó un momento en el que sentí que ya no podía progresar más y que necesitaba otros retos».

Coincidiendo con el momento en que Ignacio tenía que elegir una carrera para proseguir con sus estudios, también le llamó la atención la posibilidad de poder practicar el bádminton en Ourense, a través del Club Athlos: «Era un deporte que ya había practicado cuando era más pequeño y que se me daba bien. Y a la postre me ayudó mucho, porque me sirvió para convencerme de que cosas que veía como imposibles podía llegar a realizarlas. Ellos también trabajaron mucho para adaptarse a mí, porque no tenían sección de parabádminton, pero Nuria Fernández trabajó mucho en la forma de modelar mi carácter competitivo, técnicas totalmente diferentes en la forma de moverme y golpear con la silla de ruedas».

Ignacio, tras participar en el trail de Bande en el 2019
Ignacio, tras participar en el trail de Bande en el 2019

Cuando incrementó su nivel, Fernández Enríquez incluso comenzó a moverse con el resto de jugadores convencionales. En su primer campeonato de España adaptado ya fue segundo y va por los tres entorchados nacionales. La federación gallega se fijó en él y le brindó la oportunidad de integrarse en el centro pontevedrés: «Por decirlo de algún modo comencé a dedicarme a esto de un modo más profesionalizado, con entrenamientos técnicos y tácticos e incluso asistencia psicológica».

La inclusión en los circuitos internacionales llevó a Ignacio a los primeros puestos del escalafón mundial: «Comencé a cosechar los primeros éxitos en Irlanda o Vitoria y me incluyeron en la selección para el torneo intercontinental en Japón de este año, en el que subí al podio en la categoría mixta, junto a la austríaca Henriett Koosz. Nos eligieron por la buena relación entre ambas federaciones y somos actualmente los cuartos en el escalafón mundial. Esperamos seguir mejorando en el futuro».

De la primera prueba nacional en Ourense al reto paralímpico en la cita de París

Con los éxitos de Ignacio Fernández Enríquez en la modalidad de parabádminton, el Club Athlos se fijó también el objetivo de incluir a Ourense en el circuito nacional de la especialidad, que por primera vez pisará Galicia este fin de semana.

«Es un paso importante del club, para fortalecer esta sección y convertirse en pionero en nuestra comunidad autónoma», apuntaba el mismo campeón de España, que le sigue dando vueltas a los presupuestos para enfrentarse al sueño de disputar los Juegos Paralímpicos del 2024 en París: «Puede parecer cerca, pero necesitaremos una notable aportación económica, porque para llegar a ese nivel tenemos que competir en torneos alrededor de todo el mundo. Este año me moví bastante y estuve en Baréin, Dubai, Tailandia o Japón. Y pronto viajaré a Lima para disputar otro torneo en Perú. Ojalá podamos seguir a ese ritmo para estar en París».

El cartel del campeonato de este fin de semana se inspira en Ignacio
El cartel del campeonato de este fin de semana se inspira en Ignacio Concello de Ourense

De modo paralelo, no descuida su formación académica. El ourensano comenzó una ingeniería mecánica en la Universidad de Vigo, pero descubrió que no era lo suyo y se decantó por la docencia, matriculándose en Educación Primaria en Ourense: «Siento que tengo mucho que aportar a los niños de ese rango de edad, además se me da bien contactar con ellos. Me apunté además a la Mención de Necesidades Especiales, porque mis experiencias pueden ser muy útiles para motivar a los jóvenes y facilitar su inclusión en la sociedad».

La agenda de Ignacio está siempre llena. Entrenamientos mañana y tarde, estudios, una actividad que no se detiene y que puede llegar a ser frenética. Un accidente con consecuencias graves no pudo frenar a una persona con mucho por lo que pelear a corto y largo plazo. Todo un ejemplo de voluntad.