Vuelve a su aldea, los incendios arrasan el monte y organiza una reforestación con voluntarios de toda España
CARBALLEDA DE AVIA
Fernando Blanco ni había acabado de construir su vivienda en O Ribeiro cuando las llamas rodearon el pueblo: «Sufrín un duelo coma o dun familiar»
25 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Si las llamas hubieran quemado la frondosa hilera de árboles que Fernando Blanco tiene frente a su casa, su proyecto de vida ya no tendría sentido. «Non sei que faría, ao mellor ata vendería a casa», confiesa. Nació A Veiga, en Carballeda de Avia, pero vivió toda su vida en Pontevedra. Siempre le había rondado la cabeza la idea de volver a su aldea natal y dio el paso después de la pandemia. Casi recién instalado y sin la casa terminada, la oleada de incendios de agosto arrasó con el monte del pueblo. Pero el ourensano no tira la toalla. Organizó una reforestación el 6 de diciembre para plantar más de 200 castaños a la que ya se apuntaron familias de toda España.
En A Veiga están los recuerdos de la infancia de Fernando, de la vendimia, de los fines de semana de descanso de la ciudad... «Vir á aldea era unha festa», rememora. Pese a construir su vida en Pontevedra, el vínculo con el pueblo y con su familia se mantuvo intacto. Tanto que nunca había desterrado la idea de mudarse. A los 50 años, llegó el momento de buscar una vida más tranquila. «A pandemia tivo algo que ver e tamén atopar unha persoa que me acompañase aquí», explica. Hace cinco años que compró una de las casas de la aldea para trasladar toda su vida a O Ribeiro: «Hai uns dez anos gustábame vir os findes, pero agora gústame estar aquí».
Era un proyecto que sabía que le iba a llevar tiempo. La vivienda que adquirió estaba en parte en ruinas y se propuso reformarla prácticamente él solo. Por el momento, transformó el jardín y la antigua bodega en un salón. Además, fue moviendo su negocio a la comarca ourensana. Es paisajista autónomo y tiene una línea de venta online de jardinería. Todavía le queda un largo camino por delante, que casi se reduce a cenizas este verano.
Eran las fiestas de A Veiga, el 15 de agosto, cuando la oleada de incendios llegó hasta Carballeda de Avia. Unos 26 vecinos residen diariamente en la aldea. «Por sorte estaba aquí todo o mundo para as festas, senón ía ser moito máis perigoso», cuenta Fernando. Con los medios de extinción sobrepasados, los propios vecinos consiguieron que las llamas no llegasen hasta las casas: «A xente botouse ao monte». Sin embargo, no pudieron salvar el bosque que se encuentra en lo alto del pueblo. Ardieron piñeiros, castiñeiros, viñedos y hasta una plantación experimental de olivos que Fernando empezó en el 2020. Tenía unos cien ejemplares y no quedó nada.
El incendio fue un «golpe durísimo» para los vecinos de A Veiga, que perdieron gran parte del verde con el que habían crecido. «Eu sufrín un duelo como cando morre un familiar, chegaba ao monte e caíanme as lágrimas, non podía falar no tema», confiesa Fernando. Además de asumir la pérdida, nació la preocupación de que pudiera volver a pasar en cualquier momento. Algunos árboles ya están rebrotando y hubo pinos que salvaron la copa: «En cinco ou seis anos posiblemente volverá estar ben o monte, temos unha terra moi rica e un clima estupendo, e pode volver arder».
Reforestación con más de 200 castaños
En cuanto pasaron los días de tensión, el ourensano enseguida empezó a pensar qué podía hacer para recuperar el monte y, de paso, prepararlo para futuros fuegos. Organizó junto a sus amigos una reforestación y la recuperación de un camino que da acceso a las fincas forestales. El terreno que ardió tiene unas 160 parcelas particulares, no hay monte comunal. Está rodeado por una senda de un kilómetro y medio que estaba sin limpiar. «O que imos facer é recuperar ese camiño para poder ir ás fincas, pasear, andar en bicicleta...», explica. Crearon un micromecenazgo y consiguieron una importante cuantía para comprar los castiñeiros, la tierra y el fertilizante. Plantarán más de 200 árboles certificados. «Son frondosas porque así evitamos que pase o lume, as mimosas e os piñeiros ardían como nada pero cando chegaba aos castiñeiros, ralentizábase», recuerda.
Será el sábado 6 de diciembre y se apuntaron unas cincuenta personas. Tienen cerrado el avituallamiento y el Concello apoyará la iniciativa con carpas para las comidas. Vendrán hasta Carballeda de Avia familias enteras con niños, de Toledo,Tarragona, Barcelona, Madrid, Cáceres o Jaén: «É unha pasada, a xente volcouse moitísimo». Algunos se quedarán en casa de Fernando y otros alquilaron dos pazos enteros en la zona para alojarse. «Se te paras a pensar, é xente que podería irse de vacacións aproveitando a ponte da Constitución e gastan os seus cartos en vir plantar árbores aquí», reflexiona.
El éxito de la iniciativa sostiene la resiliencia que ya caracteriza a Fernando. Su casa se llama «O noso lecer» y el fuego no le quitó las ganas de disfrutar de su espacio de tranquilidad. «Antes escoitaba nas películas eso de atopar o teu lugar e parecíame unha 'pijada' pero é o que me pasou», comenta. Por eso quiere que él y todos sus vecinos puedan volver a vivir rodeados de verde y más protegidos de las llamas.