¿Quién mató al párroco de Vilanova?

Maite Rodríguez Vázquez
maite rodríguez OURENSE / LA VOZ

CELANOVA

La familia del sacerdote asesinado pide que siga viva la investigación para enjuiciar a los autores del crimen

07 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras dos años de investigación y la puesta a disposición judicial de dos sospechosos que quedaron en libertad, continúa el misterio sobre el asesinato del párroco de Vilanova dos Infantes, Adolfo Enríquez, al que mataron en la madrugada del 10 de marzo del 2015 en la rectoral en la que vivía en ese pueblo de Celanova (Ourense). La familia del cura, única personada como acusación además del Ministerio Fiscal, espera que se mantengan las pesquisas y aún se pueda juzgar a los culpables. La Voz habló con José Manuel Enríquez, sobrino y portavoz de la familia, quien relata su visión de lo ocurrido.

Una víctima estafada

La bondad de un cura atrapado entre mendicantes. «La familia era consciente de lo que estaba sucediendo, aunque creo que él no quería compartir la cruz que estaba llevando. Era muy reservado. Le dije que dejara Vilanova. Quiero pensar que si hubiese recibido una orden superior lo hubiese hecho. Esos sujetos eran pertinaces, se apostaban en la puerta y no se movían. Le tocaban la fibra sensible llevando niños. Él creyó sus mentiras de principio a fin. Intenté convencerlo de forma reiterada, diciéndole que esa gente escondía algo. Pero él lo hacía por convicción personal, aparte de por su ministerio sacerdotal. Era bueno, pero no tonto; era buen administrador. Vivió como un cura y murió como un cura».

Un móvil poco claro

Solo desapareció la Virgen del Cristal. «Todas las hipótesis tienen cabida. Si fue por dinero, mataron a la gallina de los huevos de oro, porque él se lo daba continuamente. Si fue por la Virgen, económicamente tenía poco valor, además de que las cuatro fundas que tenía para guardarlas estaban bien colocadas en su sitio habitual. Si fue por saquear dinero en la casa y él se resistió, después de no haberlo tratado precisamente a besos, había otras cosas de más valor que quedaron en la rectoral. Objetos de plata del ajuar eclesiástico que se llevó el Obispado estaban allí. Cuando hicimos la mudanza encontramos dinero en la casa, unos 600 o 700 euros que no eran de difícil localización, y en el coche había monedas. ¿Por qué fue?».

Detención y libertad

Querían prisión provisional. «Hay quien habla de precipitación en la detención de la Guardia Civil, pero había entonces indicios palpables sobre los presuntos culpables. Él anotaba sus cosas. Los nombres de los sospechosos aparecieron ahí. Lo de estos dos era constante hacia mi tío. En las operaciones Gambón y Devotio (la nuestra) había tres miembros de un clan familiar que tenían relación con la delincuencia. Debería haber motivos para la prisión provisional. Llama la atención que ante la cascada de indicios se les dejase en libertad. Es contradictorio».

Archivo de la causa

Una causa compleja. «A la Guardia Civil no le queda nada por hacer, unieron las piezas de un puzle muy difícil; a nivel judicial quiero pensar que sí».

«El sistema judicial no ha funcionado, quien haya sido está en la calle»

José Manuel Enríquez recuerda que las horas desde la detención hasta la puesta en disposición judicial y libertad provisional de los dos sospechosos -dos croatas, tío y sobrino, que frecuentaban al cura para pedirle limosna- detenidos por este homicidio fueron muy tensas para la familia. «Esto es un delito muy grave, no un robo. Es o blanco o negro, no hay una escala de grises. Fiscal y juez sabrán, a mí me queda respetar su decisión, pero no la comparto. El sistema judicial no ha funcionado, quien sea está en la calle. Queremos que se mantenga viva la investigación». En cambio, la familia, dice, recibió apoyo de la Guardia Civil. «Si alguien ha trabajado y le debemos algo es a la Guardia Civil. Desde el minuto uno nos han tratado con cariño. Ha sido una labor ardua, encomiable, con dedicación exclusiva, desde el puesto de Celanova hasta la unidad de la Policía Judicial». Manda su apoyo a la familia de la ourensana Socorro Pérez, otro homicidio no resuelto del 2015.