La Xunta habilita dos residencias para atender a mayores con COVID-19

CELANOVA

Teresa Cela / Miguel Villar

La Administración autonómica asume la tutela de los geriátricos privados durante la crisis sanitaria

25 mar 2020 . Actualizado a las 19:32 h.

Las residencias privadas de ancianos y de mayores dependientes pasan a ser tuteladas por la Xunta y estarán sometidas al seguimiento de las autoridades sanitarias. La Administración autonómica ha decidido, además, habilitar dos residencias integradas en las que acoger a los mayores que estén contagiados con coronavirus. Así lo anunció el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, en una comparecencia telemática ante los medios. Se trata de «concentrar el riesgo», a la vez que dar un «cuidado más directo» por parte de los servicios sanitarios. 

Los usuarios que hayan dado positivo en COVID-19 de las provincias de Ourense y Pontevedra podrán ser trasladados a la residencia Nuevo Centro, una instalación nueva que pertenece a la Fundación San Rosendo ubicada en lo que fue colegio de Os Milagros, en el concello ourensano de Baños de Molgas. La medida se tomó a lo largo de la jornada del martes ante la emergencia ocurrida en la residencia de ancianos San Carlos de Celanova, que registró 25 positivos desde el jueves pasado, once ellos entre el personal, lo que comprometió seriamente la atención de los 54 residentes del centro. La UME desinfectó el centro el lunes.

En el caso de los ancianos de geriátricos de las provincias de A Coruña y Lugo que hayan dado positivo y tengan que ser trasladados a una de estas nuevas residencias integradas, la Xunta habilita el geriátrico Porta do Camiño, de 84 plazas. Esta residencia sí estaba en funcionamiento, para mayores no dependientes. Sus residentes serán ubicados en el Hotel Congreso de Santiago. Estas residencias estarán «medicalizadas al máximo». No obstante, se les llevará a un hospital cuando sea necesario, precisó Feijoo. Los ancianos con positivo serán trasladados o no a estos centros habilitados siempre que se considere que van a estar mejor atendidos. Si en su residencia actual están bien aislados y seguros podrán seguir en sus domicilios. 

El traslado de los mayores del centro celanovense afectados con coronavirus comenzó a realizarse en la tarde del martes. Once personas fueron evacuadas hacia la nueva residencia integrada de Baños de Molgas, que cuenta con 93 plazas. El personal que atenderá a los mayores afectados de la residencia de Celanova, que serán los primeros usuarios del centro integrado de Os Milagros, comenzó a llegar también a lo largo de la tarde, lo que provocó que los ancianos tuviesen que esperar en las ambulancias hasta poder ser instalados. La Xunta tuvo que buscar rápidamente a una treintena de trabajadores procedentes de sus centros de día o de las listas de contratación de sanitarios para habilitar esta residencia, que se estrena con este uso.

El presidente de la Xunta detalló que, aunque la Administración tutele las residencias privadas, sus gestores deberán seguir ocupándose de su mantenimiento y de sus dotaciones. «Los gestores tienen que seguir al frente y conseguir el personal que necesitan», insistió. El presidente apuntó que les están haciendo llegar 59.000 mascarillas, 28.000 guantes y mil soluciones hidroalcohólicas.

«El miedo lo teníamos en el cuerpo pero las alarmas saltaron en Celanova con el primer caso el día 21»

La contratación de ocho personas alivió parcialmente la ardua tarea que desde el fin de semana afrontaban las trabajadoras de la residencia de ancianos San Carlos de Celanova. El llamamiento público que hicieron a la puerta del centro las cuatro auxiliares que estaban disponibles para trabajar el lunes —once empleadas dieron positivo en la prueba del COVID-19 y deben permanecer en sus domicilios en cuarentena— tuvo cierto eco y se incorporaron algunas cuidadoras y limpiadoras.

El lunes llegó la Unidad Militar de Emergencias, que se encargó de realizar una rápida y profunda desinfección del centro. Pero no del problema de atención que sufría la residencia. Las administraciones comenzaron a buscar alternativas y una vez que la Xunta aclaró la cuestión de las competencias y comprobó que la misión de la UME sería solo desinfectar, asumió que debía tomar las riendas de este centro y de todos los geriátricos privados. Según el PSOE, la Xunta hizo una desviación «de xeito doloso» de sus responsabilidades, cuando la Xunta era la administración competente en esta materia y debería haber asumido, «sin dilaciones, la atención sanitaria y el cuidado de los mayores».

En el caso de Celanova, algunos de los familiares de residentes, que sabían que el personal estaba bajo mínimos, empezaron a movilizarse por teléfono y por las redes sociales para intentar ayudar. María Cabaco, una celanovense que tiene a su tía en la residencia, explicaba este martes: «Estamos más tranquilos y no; las chicas siguen desbordadas porque a las nuevas las tienen que dirigir. La encargada, desde su casa porque dio positivo, está moviendo cielo y tierra. Se necesita mucha ayuda, que se pongan más medios y personal. Yo, como familia, me moví como pude, pero estamos un poco desesperados, porque la información llega a cuenta gotas», decía, antes de conocerse el traslado de los afectados.

 Desde el 11 de marzo, los familiares y todas las visitas tenían prohibida la entrada a los geriátricos, precisamente como medida de prevención de contagios desde el exterior. Es una situación difícil para los familiares, explica María, aunque la comprendieron como medida preventiva. «Mi tía es un paciente paliativo. Pero si no ve a su familia, es muy difícil, no hay apoyo psicológico, como les pasa a los demás. Desde el 11 de marzo no pudimos entrar más, pero sé lo que se vivió estos días. Entendimos el cierre del centro, pero no había protocolo de protección y el personal tenía que entrar a trabajar y salir a su vida fuera. El miedo lo teníamos en el cuerpo pero las alarmas saltaron con el primer caso, el día 21», detalla. Aplaude que las auxiliares y resto de personal han estado trabajando «como jabatas» y explica que personas y empresas donaron material como monos, pantallas o guantes. Personas voluntarias acudieron en la tarde del lunes a ayudar a hacer todas las camas de nuevo, después del paso de la UME, explicó Cesáreo Iglesias, miembro del patronato rector del centro.