Luis Humberto Cao: «Frank Sinatra venía para escuchar el piano y a tomarse alguna copita»

Pablo Varela Varela
pablo varela OURENSE / LA VOZ

COLES

Santi M. Amil

Este músico, vecino de Coles, trabajó en Oriente Próximo a inicios de los setenta

10 ago 2020 . Actualizado a las 11:22 h.

A Luis Humberto Cao (Coles, 1947), se le apaga algo más la voz al aludir a la explosión en el puerto de Beirut que se registró esta misma semana. Tiene 72 años y el Líbano era parada habitual para él cuando tenía algunos menos. Su pasaporte hacia Oriente Próximo se lo dio el piano. Tras formarse en el Conservatorio de Ourense, se fue de gira con varios amigos por ciudades del sur de Europa, y luego continuó en solitario hasta llegar a Asia.

«Creo que era un aventurero. Todos los días conocías a gente y todos tenían alguna historia detrás. En el Líbano lo pasé muy bien. Era considerado una especie de Suiza en la región, que era tremendamente inestable», cuenta Cao, que ahora participa como voluntario en el programa de acompañamiento de pacientes del CHUO. Y es que siempre fue una mente inquieta. «No veas cómo he sufrido con la pandemia, porque no podía tocar el piano y el acordeón para nadie», dice.

La trayectoria de Humberto no se entiende sin la música. Gracias a ella, estuvo en la celebración de los 2.500 años del Imperio Persa, en la antigua ciudad de Persépolis. «Dicen que allí se celebró el banquete más prolongado y lujoso de la historia», explica este ourensano trotamundos. Allí estuvieron sentados, durante más de cinco horas con el tenedor en la mano, múltiples representantes de monarquías europeas, así como dirigentes de países que estaban bajo la órbita de la Unión Soviética por aquel entonces.

El relato de Humberto Cao está plagado de nostalgia. En Líbano también actuó en las ruinas del templo de Baalbek, rodeado de los cedros, símbolo del país. «Es el árbol con el que los fenicios obtenían la madera para hacer sus barcos», indica Cao. Trabajó en casinos de lujo y hoteles de la cadena Hilton, y eso le llevó a verse de frente ante figuras y celebridades de la época. «Gente como Jackie Kennedy, Liz Taylor o Frank Sinatra venían al hotel a escuchar el piano y, mientras tanto, a tomarse una copita. Vivir aquella etapa fue una maravilla, y eso que en la zona pasaba absolutamente de todo y había rumores o directamente conflictos bélicos a la vuelta de la esquina», rememora.

A la vuelta de la esquina estaba precisamente Chipre. En el año 1974, tras un golpe de Estado apoyado por fuerzas griegas, Turquía invade el norte de la isla. A Humberto, las escaramuzas le cogieron allí, en un enclave estratégico para Europa, Rusia y Turquía al este del Mediterráneo, como puerta de entrada y salida de recursos como gas y petróleo desde Oriente Medio. Él estaba en Famagusta, una localidad ubicada en la autoproclamada República Turca del Norte de Chipre. «Y lo pasé bastante mal, porque allí tuvieron que intervenir los cascos azules para evacuar a mucha gente, ante la previsión de lo que podía venir encima», recuerda. «Y aquello aún está tal y como lo dejé», lamenta. Entre medias, también estuvo en Bagdad. No hay día en el que no añore aquellas vivencias, aunque reconoce el riesgo que entraña ahora la región.

A España regresó en el año 1977. Al poco de llegar, encontró trabajo en el Gran Hotel La Toja, donde se jubiló. Más de tres décadas a orillas del Atlántico también dieron mucho de sí. Por ejemplo, para toparse con músicos del talento de Paco de Lucía, Rubén Blades o Joe Cocker. También con una leyenda como Ray Charles, cuando el estadounidense actuó a mediados del año 2000 en la plaza de toros de Pontevedra. Él también estuvo en la isla de La Toja, desconectando mientras no le tocaba subir al escenario.

Eran otros tiempos. A Galicia llegaban iconos de más allá del charco, también con sus extravagancias particulares. «Cuando vino Prince, recuerdo que en el hotel tuvieron que pintarle la habitación exclusivamente de su color favorito, porque el que había no le gustaba», cuenta Cao, ahora presidente de honor de la Banda de Música Santádega de Coles y pianista de la Coral del Liceo de Ourense.

«Mis hijos son la cuarta generación de músicos en nuestra familia»

El legado de Luis Humberto Cao pervivirá con sus dos hijos. Trabajan como profesores en el Conservatorio de Música de Santiago, y no es casualidad. «Uno de ellos toca el piano; el otro, el violín. Son la cuarta generación de músicos que hay en nuestra familia, y para mí es todo un orgullo», dice Cao.

Él fue dinamizador cultural en Coles y, ahora, colabora con el área sanitaria provincial para ayudar a que los pacientes mantengan su mente aislada de sus dolencias particulares mientras están en el hospital. Belén Piñeiro, jefa del servicio de Atención al Paciente y Humanización del CHUO, es vecina de Humberto. «Yo fui músico viajero durante gran parte de mi existencia. Y Belén me propuso tomar parte en esto, aunque es mi primera experiencia en este campo, pero la afronto con mucha ilusión», cuenta. El proyecto, que se anunció a mediados de febrero, quedó momentáneamente en un limbo debido a la incidencia por la epidemia de coronavirus. Pero Humberto se muestra esperanzado en volver a echar una mano cuando sea posible, siempre con la música como compañera, esta vez en habitaciones, tras media vida como nómada.

DNI; y su rincón favorito en Ourense

¿Quién es?

DNI. Luis Humberto Cao nació el 18 de agosto del año 1947 en el concello de Coles. Allí reside actualmente, aunque siempre con un ojo puesto en Oriente Próximo, donde estuvo en los 70.

Su rincón. Elige la Praza do Ferro. «En los viajes de vuelta, era el punto de encuentro para quedar con mis amigos y tomar algo en la ciudad», dice Humberto.