Así es el viaje por carretera entre Lugo y Ourense: baches, curvas y mucha paciencia
OURENSE CIUDAD
El trazado de la N-540 se encuentra en un estado penoso, especialmente en la provincia lucense, y el Gobierno aún no concreta plazos para su reforma integral
27 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Cuando hace cinco años un alto cargo del entonces Ministerio de Fomento, gobernado por el PP, visitaba Galicia para inaugurar algunas obras y se encontró con la sucesión de baches y socavones que había en la N-540, la carretera que une Lugo y Ourense, dicen los que lo vieron que se llevó las manos a la cabeza. Unos días después hubo imágenes virales, con guardias civiles midiendo baches de hasta 8 centímetros a la altura de Chantada.
¿Ha cambiado algo en estos cincos años? Los conductores que por ella circulan a diario saben que no, más allá de parches puntuales y del arreglo de un kilometro en la travesía de Guntín. Y por las contestaciones que ofrece el Gobierno a los grupos políticos, pues sigue todo a la espera. Hace un mes apuntaba:«La rehabilitación estructural del firme de la carretera N-540 entre los kilómetros 0 y 68,9 se encuentra en redacción el proyecto».
Esta respuesta es similar a la que ofreció el Gobierno en el verano del 2021, donde señalaba que el coste de la reforma de la carretera nacional, solo en la provincia de Lugo, superaría los 10,2 millones de euros. Una cifra que con la inflación actual seguro que será aún mayor.
CÓMO ES EL VIAJE
Plantearse el viaje entre Lugo y Ourense requiere una planificación, sobre todo de tiempo, y saber a qué se puede enfrentar uno. Desde hace años, gran parte de los conductores de ambas ciudades ya utilizan un trayecto alternativo, el que parte del corredor Lugo-Monforte y luego baja por Os Peares a través de la N-120. Este viaje de 110 kilómetros, unos doce más que por la N-540, requiere casi el mismo tiempo, un poco menos de hora y media, pero supone más seguridad y tranquilidad para los conductores que utilizar la bacheada, insegura y estresante carretera nacional.
Pero si no queda más remedio que ir por la N-540, el firme, especialmente en la provincia de Lugo, está en unas condiciones que en algunos tramos genera una conducción casi impracticable, con la presencia de grandes baches, pavimento agrietado, ausencia de líneas de separación de los carriles, arcenes inservibles, gravilla suelta y restos de piedras de la calzada levantada.
La propia señalización de la carretera nacional ya no permite ir a una velocidad constante de 90 kilómetros por hora, si no más bien el conductor debe asumir una sucesión de señales de 40, 50, 60 y 70. Pero las condiciones del firme impiden cualquier avance seguro con el vehículo.
de Lugo a Chantada
Saliendo de la ciudad de Lugo, en dirección a Chantada, ya entre Esperante y Calde, se puede comprobar el mal estado del firme, agrietado y abombado, que provoca que el conductor tenga que ir esquivando baches y buscando trazadas seguras. El firme mejora entre O Picato y unos metros antes de llegar a Guntín. A nivel de seguridad se pintó hace años en las largas rectas una línea continua ante los numerosos accidentes mortales que se produjeron.
La travesía de Guntín es un espejismo. Después de numerosas quejas, firmas de vecinos y escritos de la alcaldesa, el Ministerio de Transportes ejecutó el pasado año una reforma integral que dejó atrás baches de unas dimensiones que provocaron varios reventones de ruedas.
Una carretera que vertebra la Galicia interior
Al pasar Guntín, donde en una glorieta arranca la N-547 hacia Santiago, se suceden una serie de curvas peligrosas y con mal firme. Luego hay largas rectas con limitación de velocidad y la carretera está muy deteriorada. A los pocos kilómetros se suceden dos enlaces de la N-540, el desvío hacia Portomarín y el Camino de Santiago, y por la N-640, en dirección Monterroso y Lalín.
Y es que la N-540 es algo más que la carretera que une Lugo y Ourense. Se trata de una vía que de manera vertical atraviesa gran parte de la Galicia interior y en la que a ambas márgenes se suceden otras carreteras nacionales, autonómicas y provinciales de gran relevancia, además de numerosas vías locales y accesos a explotaciones ganaderas.
Un buen ejemplo de esto último se puede comprobar cuando se circula por la N-540 a la altura de los municipios de Taboada y de Chantada, sin lugar a dudas los veinte peores kilómetros a los que se tienen que enfrentar los conductores a día de hoy. La velocidad tiene que reducirse si uno no quiere acabar saliéndose de la carretera por los baches, grietas y badenes que se van sucediendo.
Eso sí, la circunvalación de Chantada, a la que se llega tras 50 minutos de viaje, ya se encuentra repavimentada, y atrás quedaron aquellas imágenes virales de los agentes midiendo los socavones. Los algo más de cuatro millones de euros que invirtió el Ministerio de Transportes entre el 2018 y el 2022 para rebachear el firme de la N-540 ya son insuficientes.
el viaje de Ourense a Chantada
Por su parte, recorrer los 36 kilómetros que separan la capital de As Burgas de Chantada, primer tramo del viaje, supone invertir unos cuarenta minutos ya que para realizar este desplazamiento no hay autovías ni trazados rápidos. Se va como se iba hace treinta años, o más, atravesando decenas de aldeas y aguardando a las líneas discontinuas para poder adelantar en caso de pillar algún camión, algo frecuente, o incluso algún vehículo agrícola.
La salida de la capital de As Burgas es por la N-120, en dirección Monforte. Poco después de la presa de Velle se encuentra la bifurcación para enlazar con la N-525, calzada a la que se llega tras cruzar el largo viaducto sobre el río Miño. En menos de cinco minutos, si no hay atasco en la salida del casco urbano, se puede llegar a la carretera de Santiago, pero pisando poquito el acelerador.
Antaño ese primer tramo era un trazado peligroso, con muchos accidentes de tráfico mortales, pero ahora ya no se puede adelantar y hay un radar que controla que los vehículos no superen los 70 kilómetros por hora hasta superar la zona de curvas. Diez kilómetros después, en Cambeo, arranca la carretera de Lugo, la de toda la vida.
Es la N-540, una calzada en la que uno apenas sabe a qué velocidad tiene que viajar. Primero 70 kilómetros por hora, luego 50, luego 90, luego otra vez 50... Las señalizaciones van cambiando en función de la zona y el trazado y el conductor se pierde. Eso sí, hay que tener claro que a más de noventa nunca se puede circular. Mejor encender la radio y disfrutar del paisaje.
Lo bueno de este primer trayecto es que hay varias zonas con doble carril y eso afloja la tensión cuando uno se encuentra con el camión de reparto de bombonas o el que transporta animales. Otra cosa es el estado del asfalto. Hay baches en muchos tramos en los que el mantenimiento deja mucho que desear y muchas curva que mejor coger con cuidado. Media hora después de comenzar el viaje estamos en A Barrela.
La situación mejora durante algunos kilómetros porque hay doble vía, pero luego volvemos a la decepción con un tramo de curvas, el peor hasta ahora, y un asfalto en un estado deplorable. No es difícil marearse si uno no va conduciendo en este último esfuerzo hasta Chantada, en el que las posibilidades de adelantar se reducen, con líneas continuas y camiones cisterna. Cuarenta minutos después completamos el primer tramo. Aún queda mucho.
Las quejas institucionales y empresariales
Desde hace años los alcaldes de los concellos por los que pasa la N-540 han reclamado en numerosas ocasiones el arreglo de la carretera, y más sabiendo que a medio-largo plazo el Gobierno no tiene planes para construir la autovía A-56 en los tramos de la provincia de Lugo. Se recogieron firmas entre los vecinos y se presentaron preguntas e iniciativas en el Congreso y el Senado. Incluso los propios diputados del PSOE de Lugo y la propia Diputación de Lugo preguntaron y reclamaron al Gobierno la mejora de la carretera.
Además los colectivos empresariales de ambas provincias y los alcaldes de la zona crearon una plataforma para reclamar la ejecución de la autovía A-56, que en estos momentos solo tiene unos pocos kilómetros construidos en Carballedo, y que son inútiles para el viaje entre Lugo y Ourense al quedar uno de los desvíos muy lejos de la N-540. El Gobierno ha comenzado a construir y licitar los tramos que parten de la ciudad de las Burgas, mientras que los de la provincia de Lugo tienen los informes de impacto ambiental ya caducados.