Julio Rodríguez, biólogo: «Los ingleses lo tienen más fácil porque tienen el "play" y el "game" y para nosotros es todo jugar»

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Julio Rodríguez presentó ayer su última obra, «Jugar por jugar», en la librería Eixo acompañado por Marta Bravo, directora del Estudio Repenica.
Julio Rodríguez presentó ayer su última obra, «Jugar por jugar», en la librería Eixo acompañado por Marta Bravo, directora del Estudio Repenica. MIGUEL VILLAR

El tercer libro de ourensano reflexiona sobre la importancia del juego libre para la educación de los niños

06 jun 2025 . Actualizado a las 05:06 h.

La librería Eixo fue escenario este miércoles de la presentación del libro Jugar por jugar. Su autor, Julio Rodríguez, nació en 1980 en Panamá. Es hijo de emigrantes de O Carballiño y con cuatro años regresó junto a ellos. Ahora vive en Ourense y esta es su tercera obra. Las dos primeras, publicadas en los años 2018 y 2019 —Prevenir el narcisismo y Lo que dice la ciencia sobre educación y crianza— abordan temas similares. Trabaja como genetista clínico y de formación es biólogo molecular y psicólogo, pero también tiene un máster en educación. Tiene dos hijos de 12 y 10 años y «todo surge también de eso, de tener niños pequeños y comerse la cabeza para buscar información», explica. En Jugar por jugar «yo parto de la premisa de que todos los animales juegan, por lo menos los mamíferos, y nadie les enseña; es algo que ya viene grabado en nuestros genes y en nuestros cerebros», indica.

Julio Rodríguez se refiere, en todo momento, al juego tradicional, libre, sin reglas y sin planificación de elementos externos. «Es la manera que tiene el cerebro de aprender cómo funciona la realidad. Si lanzo una piedra a un cristal se rompe, pero si la lanzo a un árbol no, por ejemplo», explica el autor, que diferencia esta actividad con la relacionada con los videojuegos. «Los ingleses lo tienen más fácil porque tienen el play y el game y para nosotros es todo jugar, pero hay que diferenciar», explica el autor, que alerta sobre cómo las pantallas afectan al sueño o a las emociones: «Aunque los videojuegos no sean agresivos, activan demasiado el sistema nervioso de los individuos y los hacen más emocionales o irritativos». Sin embargo, el juego libre «potencia el desarrollo de la inteligencia, la imaginación y la creatividad», sentencia Julio Rodríguez.