El eclipse que borró la virginidad política de Ourense en Común
PARADA DE SIL
En Ourense el eclipse se adelantó cuatro días. No me refiero al de sol y sí al eclipse democrático observado en la capital tras la elección de Xosé Mosquera (de Compromiso por Galicia) como candidato a la alcaldía por Ourense en Común, ese nuevo partido proveniente de una plural plataforma ciudadana. Lo que durante meses parecía un haz luminoso sobre la hastiada faz de la política local se ha mudado en una operación más de la más rancia y clásica política. La virginidad con la que iniciaba su andadura Ourense en Común la perdió en un proceso electoral pleno de ilusión y carente de garantías democráticas. Y pasó lo que tenía que pasar. Los políticos clásicos pusieron en marcha los resortes de siempre (incluso el acarrexo de votos, como ya se denunció) para darle el poder al aspirante de más amplio y controvertido currículo.
El resultado muestra la candidez de los promotores del partido. Cuanto más buena es el alma de un hombre, decía Séneca, menos sospecha de la maldad de los otros. Y eso, creo, ocurrió con Ourense en Común. Estaban tan absortos redactando su declaración de principios y sus documentos de cambio, que no vieron como un político curtido en mil batallas les arrebataba el himen democrático. Los estatutos del partido (integrado, entre otros, por Podemos, Anova, Esquerda Unida y varios colectivos más), ponen barreras a la participación pública de aquellos «militantes que desenvolvesen cargos de responsabilidade institucional no pasado». No fue esto óbice para la elección de un candidato que acumula cargos desde que, hace más de 20 años (que en política son una eternidad), militaba con Baltar en Coalición Galega. Que la regeneración de Ourense venga de un hombre que fue compañero de militancia de Baltar; secretario de la Consellería de Pesca de la Xunta por el PNG-PG, militante y edil del BNG? es toda una bofetada a la más ciega esperanza de cambio.
Xosé Mosquera fue candidato a la alcaldía de Cea en el 2011 y el BNG pasó de dos ediles a uno mientras el PP obtenía 9 de 11. Si sus vecinos de Cea le volvieron la espalda, ¿cómo va a seducir a la capital? ¿Le parece bien a Ourense en Común que compagine, en el mismo horario matinal, sendos trabajos públicos en la Diputación y en la Universidad? ¿No sabe que una situación similar fue el detonante de la crisis del Concello al negarse parte del PSOE a que un asesor jurídico compatibilizase ambas tareas remuneradas? ¿Cuántas denuncias hizo Mosquera de las prácticas ilegales (Justicia dixit) de Baltar mientras él era el jefe de Intervención de una Diputación que el expolítico del PP dirigía como su cortijo particular? ¿Cuántas veces le sacó los colores por sus prácticas caciquiles? ¿Cuándo denunció el endeudamiento que esta semana Baltar (el de ahora) se jactó de haber reducido del 116% al 34%?
Ourense en Común dice en su manifiesto que «queremos gañar Ourense cambiando a forma de entender e facer política». Pura literatura. Una cosa es la teoría y otra la práctica. No me extrañaría que en la sede del PP se hubiese brindado con ribeiro tras la elección de Mosquera al que seguro ven más como un aliado que como un aguerrido rival dispuesto a desalojar a la casta de sus eternas poltronas cuyas mieles él saboreó.