El equipo de «Santoalla» no cree que su proyección en el juicio del holandés influya en el jurado
29 jun 2017 . Actualizado a las 07:42 h.Cuando en el año 2012 los directores de cine norteamericanos Andrew Becker y Daniel Mehrer pusieron sus ojos en la historia de Santoalla, el holandés Martin Venforden continuaba desaparecido. Él y su mujer, Margo Pool, se habían trasladado años atrás hasta este pueblo, en Petín, para vivir de la tierra y lejos de las complicaciones de la vida urbana. Sin embargo, los problemas terminaron entrando en sus vidas igualmente. La mala relación con la única familia que quedaba en la aldea fue creciendo con el transcurrir del tiempo y Venderforen desapareció, hasta que se encontraron restos de su cuerpo y su coche quemado y escondido entre matorrales en el 2014. Hace unos meses, el fiscal del caso abierto contra el supuesto culpable de haberlo matado, pidió que el documental sirviese para ilustrar sobre el contexto del conflicto al jurado popular que dictaminará si el encausado es culpable o no. Esta semana se conocía que, finalmente, el film será incorporado como prueba.
La periodista Cristina de la Torre trabajó en el largometraje como ayudante de producción realizando una ardua labor de campo. Según ella, el hecho de que el fiscal la haya considerado oportuna, refrenda el documental, pero considera imprescindible tener cautela y distinguir posturas. «En certa maneira reforza o feito de que é un traballo equilibrado, no que salen as voces necesarias. Nese sentido si que respalda que é un traballo ben feito, pero nós defendemos desde o principio que isto é unha película, non un xuizo. E nas películas existen cuestións narrativas de música, montaxe ou imaxes que se someten a un criterio artístico, non a un criterio xurídico», explica De la Torre.
La desaparición del holandés tuvo lugar en enero del 2010 y no se halló su cuerpo hasta junio del 2014. En octubre de ese mismo año, la Guardia Civil confirmaba sus sospechas y detenía, como presuntos autores de la muerte de Venforden, a los dos hermanos de la otra familia de la aldea: Juan Carlos y Julio Rodríguez. Todo esto sucedió mientras tenía lugar el rodaje. «Nós non investigamos un crime, senón que comezamos a facer unha película sobre unha vila, unha desaparición, unha convivencia difícil entre dúas familias moi diferentes culturalmente e o crime apareceu no medio da rodaxe», cuenta la periodista sobre el proceso. En esta fortuita casualidad incide especialmente De la Torre, puesto que lo que llamó la atención de los directores -ambos procedentes de Nueva York- fue la mezcla cultural que se daba en el lugar. «O obxectivo dos diretores, desde o principio, era contar a historia de Santoalla. Porque lles sorprendía moito a existencia, nunha aldea de montaña, tan illada, dunha convivencia de dúas mentalidades e culturas tan distintas como eran a de Margot e Martin e a da familia que levaba alí toda a vida. O despoboamento era outro dos principais temas a tratar. Ninguén se esperaba un crime. Excepto Margo, que defendía desde o principio que o seu marido fora asasinado, o resto non sabiamos o que pasara», puntualiza.
Por otro lado, la ayudante de producción considera que la visualización de la película no debería alterar el dictamen del jurado puesto que ya habrá pasado por los cines cuando se celebre el juicio en la Audiencia Provincial. «Penso que o resultado dependerá das probas que aporte a Fiscalía», sopesa.
La cinta ya ha pasado por más de treinta festivales de todo el mundo desde su estreno en Edimburgo en el 2016. «En todos a reacción foi similar, como se a todo o mundo lle sonase a historia», finaliza.