Se reúnen en Ourense medio centenar de descendientes de un matrimonio que emigró desde el País Vasco francés en el siglo XVIII

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

PIÑOR

La familia se reunió en el municipio de Piñor
La familia se reunió en el municipio de Piñor

Familiares de los Nóvoa Portugal se juntaron en Porto do Souto, en Piñor, el pasado sábado

18 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La pequeña aldea de Porto do Souto, en el municipio ourensano de Piñor, fue escenario el pasado sábado del reencuentro de medio centenar de familiares del matrimonio Nóvoa Portugal. Los padres de Manuela Portugal son la raíz del árbol genealógico de esta familia en Galicia. Se mudaron del País Vasco francés a la provincia de Ourense, concretamente a un pueblo en el que la mayoría de vecinos, en el siglo XVIII, se dedicaban al curtido de pieles, igual que ellos. En Porto do Souto, su hija Manuela se enamoró de Camilo Nóvoa. «Eran mis bisabuelos. Yo soy el nieto de una de sus hijas, que se mudó a la plaza de la Marina de Ourense. Allí nació mi padre, que regentó durante décadas el bar Tocho, y también yo», cuenta José Antonio López González, una de las personas que participó en la reunión.

La familia se encontró en Porto do Souto, una aldea en la que actualmente viven una docena de vecinos. Tras una visita al pueblo asistieron a una misa en la iglesia de San Mamede de Piñor en recuerdo de todos los parientes fallecidos en los últimos años. Para terminar, disfrutaron de una comida en el restaurante Barazal, en Maside. Más de medio centenar de personas se animaron a asistir al reencuentro, que conectó a los familiares más mayores, de cerca de noventa años, con las nuevas generaciones, dos niñas de 7 y 13 años. Hasta Piñor llegó gente de Vigo, A Coruña, Logroño, Toledo y Las Palmas. «Algunos ni tan siquiera nos conocíamos, así que fue la oportunidad perfecta para hacerlo y recordar a nuestros antepasados», afirma José Antonio. 

La celebrada el 12 de octubre fue la primera reunión de los Nóvoa Portugal, pero no será la última. «Sentimos mucha nostalgia, pero también alegría. Fue un día muy emotivo, para el recuerdo, y la verdad es que todos nos fuimos diciendo que tenemos que repetir, así que habrá otra en el 2025», asegura José Antonio. Su primo Juan José Nóvoa Gómez, que se encargó de decir unas palabras durante la comida, recordando el pasado y el presente de la familia, también está a favor de repetir la experiencia. «Nuestros bisabuelos tuvieron ocho hijos, a los que inculcaron el amor por la familia y por el trabajo, y nosotros somos la demostración viva de que ese legado continúa», dijo.