El río Limia: vida e historia en peligro

m. rodríguez OURENSE / LA VOZ

XINZO DE LIMIA

Es un cauce principal, con curso internacional, pero dañado y modificado por el hombre

22 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Recorremos uno de los ríos más importantes de Ourense, por su historia y su trascendencia: el Limia. Fue el río del olvido para los romanos y hoy sufre contaminación en las comarcas ourensanas a las que da nombre, la alta y baja Limia. Es, como el Miño, un río internacional, que desemboca en el océano Atlántico, en Viana do Castelo (Portugal). En su parte ourensana recorre 41 kilómetros y quince municipios, del total de 108 de su curso. Siguiéndolo pasaremos por montes, villas entroideiras, baños termales romanos, pueblos y, cómo no, embalses que dejaron hundidas historias y patrimonio que, por épocas, emergen de nuevo.

Nacimiento

Desde el monte Talariño. El río Limia nace en el municipio de Sarreus, en el monte Talariño (parroquia Paradiña), a 975 metros de altitud. En este tramo alto, si bien su nombre oficial es Limia, también le llaman Talariño, Freixo o Mourenzo. Cruza la aldea rural turística de Couso Galán todavía como un riachuelo.

  

Del olvido al maltrato

De romanos y labriegos. Los romanos, durante su conquista de la Gallaecia, temieron cruzar este cauce, pues lo identificaban con el río del olvido (Lethes, en la mitología). La Festa do Esquecemento, en Xinzo, recrea el episodio de la expedición del cónsul romano Décimo Bruto Junio, en el año 137 a. C. La historia del Limia está marcada por la desecación de la laguna de Antela, el mayor humedal natural de la península Ibérica, a mediados del siglo XX. Se ganaron terrenos agrícolas que se han utilizado para cultivos y ganadería intensiva, lo que en los últimos años se relaciona con la contaminación por cianobacterias que se acumula a la altura del embalse y de la presa de As Conchas. En Xinzo abrazan a su río en un encuentro de alumnos de la capital antelana y de Ponte de Lima.

Veigas del río Limia a su paso por los concellos de Rairiz de Veiga y Porqueira.
Veigas del río Limia a su paso por los concellos de Rairiz de Veiga y Porqueira. Santi M. Amil

  El oasis de las vegas

Recuerdos de la Lagoa. Las veigas del Limia permiten recordar cómo fue el paisaje de la laguna de Antela y conservan por ello interés ambiental. Hay una senda de algo más de ocho kilómetros que permite recorrerlas desde Rairiz de Veiga hasta Porqueira y A Ponte Liñares (Bande). La ruta comienza en Ponte Liñares, en un puente que cruza el río Limia; el sendero se abre hacia Congostro y continúa por las parroquias de Ordes y A Saínza, donde finaliza. Transcurre entre pastizales y bosquetes de robles. Se encharcan en invierno y reviven ambientes acuáticos, en los que se pueden encontrar plantas flotantes, y es un refugio para las aves (cigüeñas, ánades y rapaces), anfibios y otras especies. Los humedales son Red Natura 2000 y parte de la reserva de la biosfera Área de Allariz.

  

El campamento romano de Aquis Querquennis, en Bande, al pie del embalse de As Conchas en el río Limia.
El campamento romano de Aquis Querquennis, en Bande, al pie del embalse de As Conchas en el río Limia. Santi M. Amil

Por la Baixa Limia

Pesca, baños y embalses. En Bande, el Limia es un río de pescadores y de bañistas que disfrutan de sus manantiales mineromedicinales en Porto Quintela. Allí, el romano campamento Aquis Querquennis, se recupera a la vez que está cubierto por el embalse de As Conchas. En Muíños, el río Salas le da sus aguas y el complejo de O Corgo es punto de encuentro en la orilla del pantano. Tras recuperar su curso, otro embalse mayor, el de Lindoso, almacena sus aguas hasta la frontera.

 

Vista del embalse de Lindoso desde la aldea de Olelas (Entrimo).
Vista del embalse de Lindoso desde la aldea de Olelas (Entrimo). Santi M. Amil

 Navegable en Portugal

Río grande. El río Limia deja España en la sierra de la Peneda y se adentra en Portugal por Lindoso. Ya como Lima, crece con afluentes como el Vez y corre para dar vida a Ponte da Barca —donde empieza a ser navegable— Arcos de Valdevez y Ponte da Lima, antes de morir en el océano en Viana do Castelo, tras haber recorrido 67 kilómetros por tierras lusas.