El talento del diseñador Juanjo Oliva ya se ha visto distinguido en dos ocasiones con el premio a la mejor colección en la pasarela Cibeles. Pero no es este ni mucho menos el único reconocimiento que el creador madrileño ha recibido desde que inició su trayectoria en solitario, tras trabajar para Antonio Pernas o Amaya Arzuaga como diseñador o responsable de desfiles. Oliva fue el encargado de cerrar ayer otra nueva edición del ciclo Xoves de Moda, con una conferencia en la que habló a los alumnos de Esdemga sobre su propia experiencia en el diseño: «lo bueno que he podido hacer, lo que me ha gustado dejar de hacer, lo que he hecho porque no me quedó otra...». Y aunque reconoce que hubo muchas cosas que ha tenido que hacer sin querer, «ninguna ha sido trágica». Oliva asegura que de los premios «hay que valorar es que lleguen en el momento justo, cuando no te lo esperas». «Yo he tenido la suerte de estar en esa situación en la que deberían llegar siempre los galardones, que es cuando tú necesitas más promoción, cuando estás empezando -explica-. El primero de Cibeles me hizo mucha ilusión, el segundo más. Con los premios tengo una relación muy especial, porque es algo muy relacionado con tu persona». El diseñador se hizo eco también de la presencia de varias alumnas de la escuela pontevedresa en las últimas ediciones de El Ego de Cibeles. «Conocía referencias de la escuela aunque si soy sincero no he podido ver sus desfiles, porque siempre los programan el día que nosotros estamos haciendo pruebas para el nuestro, pero sí creo que ha habido muchos nombres», añadió.
Admirador de Miguel Palacio, Arzuaga o Karl Lagerfeld, el diseñador tiene ya en mente la nueva colección que presentará en septiembre en la cita madrileña y que mostrará las tendencias para la primavera verano del 2010. «La tengo un poco en la cabeza, es la primera fase en la que está todo lo que se quiere hacer, -indicó Juanjo Oliva-. De esta temporada disfruto más del proceso, se me hace mucho más agradable, porque entre la edición de febrero y la de septiembre hay mucho más tiempo. Seguiré jugando con lo que yo hago; dentro de mi línea hay una mujer definida, pero probablemente sea lo opuesto a lo anterior». Oliva ha señalado que sus fuentes de inspiración incluyen desde la decoración al cine, el teatro o la comida. «Cuando un proceso creativo está inmerso en un calendario tan exigente, la inspiración puede llegar o no, pero tienes que tener tus métodos para si no llega, poder sustituirla. Un diseñador lo que hace es filtrar la información que recibe, poca gente vive aislada». Un único punto de venta. Oliva tiene solo un punto de venta de sus diseños, en su tienda taller de la calle Núñez de Balboa de Madrid, donde ofrece a sus clientas la posibilidad de hacerles diseños a medida. «Nuestro servicio -apunta- es parte fundamental de nuestro trabajo. Nosotros aportamos un servicio en el que estoy yo y eso es difícil de transportar. Luego las tiendas multimarca no activan el producto con un target tan talto. Pero estamos pensando en la forma de ampliar puntos de venta. Puede ser en una primera línea con nuestras propias tiendas y yo podría ir en función de la agenda. Y así se quedaría un poco todo en casa, porque es como entiendo mi producto, es una cosa muy íntima. Y luego queremos empezar a desarrollar proyectos on-line, pero a medio plazo». De todas formas, subraya que la crisis también frena esta expansión. «Es un proceso del que no podemos escapar, no nos queda más que aguantar», lamenta.
Por cierto que Oliva estuvo por la mañana en la sede de Esdemga en la Facultad de Bellas Artes, en el día en que precisamente se celebró la fiesta en homenaje al patrón San Ero. Como ya es tradicional, los alumnos sacaron de nuevo a su particular santo, que ha ido transformándose en las últimas ediciones del evento, hasta tal punto que ya desde el pasado año es una mujer. «Hay más artistas mujeres y hay más universitarias mujeres -señaló uno de los alumnos, César Barbolla- así que por eso el cambio». En la indumentaria de la santa se incluía ayer una careta griega. La fiesta estaba previsto que se prolongase durante doce horas seguidas en el patio del centro universitario, donde este año los alumnos se volcaron a la hora de ofrecerse voluntarios para pinchar, en un escenario donde destacaba una escultura en forma de araña.
En Ciencias Sociais también hubo actividad, con una nueva performance de la red social Pont-e, formada por varios alumnos del centro. Los estudiantes distribuyeron por el hall varias cajas, una de ellas con el letrero No mirar y una cerradura pintada. La idea era que a todos los que pasasen les picase la curiosidad y fueron muchos los que se decidieron a ojear el interior. Y los que lo hicieron, se encontraron un mensaje: Ahora mira a la cámara y sonríe. La finalidad de la acción, según Pont-e era «sacar una sonrisa a la gente y crear curiosidad».