El Moderno repasa en una muestra el arte español del último medio siglo

María Conde PONTEVEDRA/LA VOZ.

PONTEVEDRA

05 nov 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

La Fundación Caixa Galicia vuelve a echar un vistazo a sus fondos en la segunda de las exposiciones de Miradas, titulada Dende o informalismo ao multicolor, un proyecto del comisario Alonso de la Torre que recorre los principales autores y movimientos artísticos españoles de la segunda mitad del siglo XX.

La muestra, que reúne un total de 22 obras pertenecientes a 19 artistas, incluyendo alguna de las adquisiciones más recientes de la Colección Caixa Galicia, arranca con el informalismo y con una foto fija de la pintura española en la época de los finales de los cincuenta.

De la Torre señaló ayer que el mundo del informalismo «responde a las tensiones ideológicas y sociales de una época de crisis en lo espiritual, tras la Segunda Guerra Mundial y una especie de zozobra existencial, que es la de los artistas que se enfrentan a la mirada de un mundo con amenazas diversas y el descubrimiento de los campos de concentración. Y es también un momento previo a la Guerra Fría».

Se trata de una etapa fundamental para el desarrollo del arte español, un momento de agitación que desemboca en 1957 en la creación de diferentes grupos pictóricos y de figuras aisladas cuyo trabajo por fin se reconoce internacionalmente después de su triunfo en las bienales de São Paulo y Venecia.

Entre los grupos destaca El Paso, del que la muestra reúne obras de Rafael Canogar, Manolo Millares, Manolo Rivera, Antonio Saura o Manuel Viola. Y entre los artistas destacados a nivel individual figuran Chillida, Antoni Clavé, Francisco Farreras, Oteiza, Lucio Muñoz o Antoni Tàpies.

Paso al multicolor

El primer paso para la transición del blanco y negro predominante en el informalismo al mundo artístico del color se da con la publicación en 1969, por parte de Juan Antonio Aguirre, de Arte último, «un panfleto donde hace una criba del arte que llega y habla de nuevos nombres que serán engarce para esta nueva etapa», como explica Alfonso de la Torre, y que coincide con las exposiciones que en aquel momento presagiaban un cambio de ciclo y que tuvieron su culminación en la efervescente década de los ochenta y la movida. «Es un momento en el que se reivindica el goce de pintar y el canto al color», añadió.

El símbolo de las nuevas generaciones estaba encarnado por José Guerrero y Luis Gordillo, que supusieron dos extremos complementarios de alejamiento del informalismo y que irradiaron su influencia a las nuevas generaciones que llegaban en una época de nuevos cambios políticos.

De la Torre destacó como figura emergente de esos años a Miquel Barceló, al que definió como «artista devoratodo». «Devora a todos sus ancestros -señaló- y desde un punto de vista figurativo aporta elementos de la pintura matérica, esa especie de sopa de la que se ha hablado tantas veces en la que se incorporan fragmentos del estudio, fragmentos de comida, de todo tipo, dentro de una pintura casi clásica, con temas míticos. En mi opinión Barceló sigue siendo un artista romántico, que mira hacia los mitos de la antigüedad, que habla del ser escindido acercado a las fuerzas del cosmos en general».

Alonso de la Torre destacó la colección «extraordinaria» de la entidad Caixa Galicia, «de la que esta es una muestra brillante, pero mínima».