Caldas suma en solo tres meses fallos de abastecimiento por sequía e inundación

Cristina Barral Diéguez
Cristina Barral PONTEVEDRA/LA VOZ.

PONTEVEDRA

Los problemas cíclicos vinculados al embalse del Umia vuelven a cuestionar la utilidad de la presa de A Baxe

09 ene 2011 . Actualizado a las 02:00 h.

La riada del jueves dejó tocada la tubería de captación de Caldas. Esa avería hizo que descendieran las reservas del depósito municipal de abastecimiento y que el Concello tomara agua de manantiales. La rotura de parte de la tubería de Segade de Abaixo obligó el viernes a solicitar a los vecinos que moderasen el consumo, realizándose un corte de agua para poder garantizar el suministro en la madrugada de ayer.

Este nuevo contratiempo se suma a los vividos el pasado septiembre. Si ahora fueron las riadas las causantes, entonces fue la proliferación de la cianobacteria Microcystis. Un alga que se reproduce en aguas estancadas cuando aumenta la temperatura y las horas de luz solar. Este fenómeno, que no es exclusivo de la presa de A Baxe, se viene registrando, con mayor o menor intensidad y duración, cada verano desde el 2006. Otro final de año negro para la localidad, ya que aquel 1 de septiembre se produjo el incendio de la fábrica de productos químicos Brenntag, que contaminó el Umia y dejó sin agua a la villa y a concellos de O Salnés.

Por el momento, no hay solución para la erradicación definitiva de esta cianobacteria. Si no hay cambios de fechas, la Xunta presentará en febrero el plan de gestión integral de la cuenca del Umia. Según Medio Ambiente, incluirá una serie de medidas «con resultados a medio prazo» y que se dirigen «a atacar a raíz do problema».

También se espera que arrojen luz las conclusiones del tratamiento experimental que desarrolla la Universidade de Santiago (USC), a través de la Estación de Hidrobioloxía Encoro do Con, en el embalse de As Forcadas, en Valdoviño (A Coruña). Se trata de una novedosa actuación que pretende combatir las floraciones de cianobacterias empleando paja de cebada.

Pero mientras eso no llega, los vecinos de Caldas se preguntan qué beneficios dejó la presa en el municipio y cuántas inversiones de las arcas públicas se destinaron a paliar sus efectos negativos. La infraestructura hidráulica costó 1.298 millones de pesetas y se diseñó como la solución definitiva para acabar con las históricas riadas y garantizar el abastecimiento de agua potable a O Salnés. Hasta el año 2051 el aprovechamiento hidroeléctrico del embalse del Umia con dos centrales, una a pie de presa y otra en derivación, fue adjudicado a Cortizo Hidroeléctricas. Lo único que recibe Caldas, al igual que los concellos de Cuntis y Moraña, es un canon anual de 120.000 euros.