Los pufos del minifundismo

PONTEVEDRA

El desacuerdo para unificar la oferta turística en Pontevedra constituye un nuevo ejemplo de dispendio de recursos de la Administración en tiempos de crisis

06 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El último pleno de la corporación municipal de Pontevedra confirmó que Xunta de Galicia, Diputación y Concello han perdido una buena oportunidad de acabar con la multiplicidad de sedes turísticas que constituyen un lujo inexplicable. Otro más en tiempos de crisis.

Los protagonismos y las discrepancias políticas instaladas en un cerril cortoplacismo del que todos son igualmente culpables, impiden centralizar esa oferta de información y promoción. Seguirán las duplicidades; más bien las multiplicidades. Turgalicia, Turismo Rias Baixas; Turismo de Pontevedra; Terras de Pontevedra?

No es algo nuevo, sino tristemente habitual en nuestra tierra.

En momentos económicos más prósperos se tiró la casa por la ventana. Polígonos industriales, pabellones feriales, auditorios? La jauja de los equipamientos.

En Pontevedra supuran varias heridas. Por ejemplo los 3,5 millones de euros gastados por la Xunta en habilitar la central de transportes de Pontevedra en el parque empresarial O Campiño/A Reigosa que permanece vacío. Ni un cliente.

El sobrecoste del nuevo estadio de fútbol de Pasarón es el último ejemplo local. Manifiesto despilfarro del que son corresponsables Diputación y Ayuntamiento. Personalizando, Rafael Louzán y Miguel Anxo Fernández Lores.

¡Semejante estadio para una ciudad como Pontevedra con un equipo en Tercera! Una media de dos mil espectadores cada quince días. Y se han fundido más de dieciocho millones de euros. ¡Qué atrocidad!

Pero el disparate colectivo no es privativo de las Administraciones públicas. Sonroja ver hasta dónde llegó la carrera en la que se metieron las antiguas cajas de ahorros, del ganchete con algunas instituciones, para construir y/o reformar centros culturales que languidecen y cuya supervivencia está en entredicho.

¿Qué va a pasar en la ciudad de Pontevedra con el Centro Social de Caixanova; el Café Moderno; el Sexto Edificio del Museo, el Teatro Principal, más el Pazo da Cultura y, de propina, el Recinto Ferial? ¿Quién va a poder seguir manteniendo semejante sangría de cuartos cuando la fundación Novacaixagalicia se subsuma en unos años y el Concello y Diputación de Pontevedra se queden solos ante tales dispendios?

Común denominador gallego

Pontevedra no es excepción sino común denominador en una Galicia en las nos permitimos tres universidades, siete campus; cinco puertos de interés general, una docena de muelles de rango autonómico; más de trescientos ayuntamientos; nosécuantas mancomunidades municipales; cuatro diputaciones provinciales; tres aeropuertos, cada uno dotado de mega-párking claramente innecesario; otras tantas superestaciones ferroviarias para un AVE que llevamos lustros esperando y en cambio nos reportó una tragedia inolvidable?

En fin, una locura colectiva que revienta el déficit público y justifica diariamente el cabreo colectivo de los contribuyentes.