Un arrepentido del alijo del «Elcano» sostiene que la droga se embarcó en cajas de café

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

El marinero reconoció que transportó tres kilos de coca a Nueva York, por los que percibió 35.000 dólares

06 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Si la Guardia Civil sospechaba que la droga alijada el verano del 2014 a bordo del Juan Sebastián de Elcano había sido introducida a bordo entre la ropa de los sospechosos, hace escasos días un arrepentido ofreció una nueva teoría. En su opinión, los 127 kilos de cocaína pudieron haber sido trasladados al buque escuela ocultos en cajas de café.

La víspera de la partida del Elcano del puerto colombiano de Cartagena de Indias, los estupefacientes habrían sido introducidos a través de la zona reservada a los suministros. De este modo, las cajas de café habrían llegado sin problemas al área de cocina, un espacio restringido al que solo tienen acceso una pequeña parte de la dotación del navío, entre ellos el único civil encausado en esta operación y que se sospecha que podría tener un papel predominante en las transacciones ilícitas investigadas.

Uno de los aspectos más llamativos que ofrece la declaración voluntaria de este marinero ante el juez togado militar que instruye la causa es el hecho de que, supuestamente, coincidieron en el tiempo hasta tres operaciones de compraventa de drogas simultáneas, pero diferentes. Cuatro personas, entre las que se halla el cocinero, fueron arrestadas en relación con los 127 kilos localizados cuando el buque escuela llegó a Cádiz; a otras dos se las relaciona con una partida de diecisiete kilos; mientras que al arrepentido, supuestamente, fue una suerte de lobo solitario que actuó por su cuenta transportando hasta Estados Unidos tres kilos por los que habría obtenido unos 35.000 dólares en efectivo.

El encausado explicó que, antes de llegar a Cartagena de Indias, el civil le abordó para, supuestamente, convencerle de que actuase bajo su paraguas, a lo que se habría negado. Añadió que el contacto de los sospechosos en la localidad colombiana era un taxista conocido como Mondongo.

Las investigaciones de la Guardia Civil apuntan en la dirección de que este individuo fue una de las personas que les habría facilitado los estupefacientes a los marineros. En principio, una pequeña partida tendría que entregarse a narcotraficantes neoyorquinos en cuanto el buque recalase en este puerto estadounidense, de tal modo que se cree que pudo remitirles a sus contactos en el Bronx una fotografía de los marineros para que así los pudiesen identificar en cuanto entablasen contacto.

Lo que no contaba es que estas imágenes serían intervenidas en el transcurso de una operación policial contra los narcos colombianos asentados en Nueva York. Inmediatamente, el HSI (Homeland Securiy Investigations) remitió esta información a la Guardia Civil, que desplazó dos agentes para coordinar las investigaciones que, a la postre, fructificaron en los distintos arrestos.