El día que Camilo Sesto hizo famosos a unos rapaces roqueros de Pontevedra
PONTEVEDRA
Los Black Stones, que medio siglo después aún gastan pista, fueron teloneros del cantante en un concierto en la Boa Vila
10 sep 2019 . Actualizado a las 09:56 h.La muerte de Camilo Sesto, además de recordarnos que fue un artista descomunal, hizo que el domingo muchas personas abriesen su caja de recuerdos y se reencontrasen con su juventud. Seguro que fueron muchos a los que se les vino a la cabeza qué hacían y cómo eran cuando Camilo estaba en plena cresta de la ola, cantando Vivir así es morir de amor o convirtiéndose en Jesucristo Superstar. Y seguro que se vieron en guateques o salas de fiesta, disfrutando, con menos arrugas, con pantalones de campana y sin una sola cana. Algo así le pasó ayer a Tino Domínguez, músico todavía en activo y periodista ya jubilado. Porque resulta que tanto él como los otros miembros del grupo de rock del que forma parte, los Black Stones, tienen un recuerdo muy especial de Camilo Sesto. Ellos fueron sus teloneros en el pabellón de Pontevedra en un concierto todavía vigente en la memoria colectiva.
Los años setenta acababan de estrenarse. Y los Black Stones, que se juntaron en 1969, eran entonces un grupo de rapaces de unos 16 años que empezaban a tocar en Pontevedra. El conjunto lo formaban entonces Toño Carbajo, Santi López, Miguel Guerra, Pachi Pazos y Tino Domínguez. Aunque ya hacían pinitos sobre el escenario, no habían tenido ninguna actuación a lo grande. De repente, los eligieron como teloneros para el concierto que iba a dar Camilo Sesto en el pabellón de deportes de la Boa Vila. Y todo cambió: «No logramos recordar cómo acabamos de teloneros, cómo fue que nos llamaron. Creemos que también actuó otro grupo de Pontevedra. Lo que no se nos olvida es que eso hizo que nos conociese todo el mundo, porque allí había muchísima gente, ya que Camilo Sesto estaba en pleno momento de fama. Nosotros cantamos una canción de los Hollies», cuenta Tino Domínguez, cantante de los Black Stones y ahora abuelo feliz.
De aquella noche, recuerdan que Camilo se entregó al público y causó furor con Algo de mí. Ellos no llegaron a mantener contacto con el cantante. «No habláramos con él, pero el concierto se nos quedó grabado porque el pabellón estaba a tope y porque fue nuestro debut ante el gran público. Además, nos dejara sus equipos y aquello sonaba de maravilla. Imagínate nosotros que estábamos acostumbrados a tocar con aparatos de radio que enchufábamos al fono como amplificadores», insiste Domínguez. Ha pasado casi medio siglo desde entonces. Los Black Stones perdieron a dos de los miembros iniciales y hace años, tras décadas de parón, se volvieron a juntar para tocar. Aún lo hacen. Ya se sabe: larga vida al rock and roll.
«Nos dejó sus equipos para tocar y aquello sonaba de maravilla», dicen los Black Stones
El concierto tuvo lugar a principios de los años setenta y el pabellón
se abarrotó