«Hasta siempre, señor Froiz»: lágrimas y palabras de los trabajadores al empresario que les daba los buenos días uno a uno

María Hermida / López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Ramón Leiro

Empleados del centro logístico de la cadena de supermercados, ubicado en Poio, le tributaron un homenaje al fallecido Magín Froiz y le recordaron como «el ser de luz que era»

25 mar 2022 . Actualizado a las 10:54 h.

La muerte de Magín Froiz, impulsor de la cadena de supermercados pontevedresa que lleva su apellido, ha provocado desde ayer decenas de reacciones. Hablaron los políticos, los empresarios, los clubes deportivos, las instituciones... Pero también decenas de ciudadanos anónimos colgaron mensajes en las redes sociales. Porque Magín Froiz era una de esas figuras que hacen pueblo, que está en casi todo aunque no se le vea en casi nada. Hoy, entre lágrimas pero también con la energía que él les imprimió a lo largo de muchos años, fueron quienes le conocían de puertas adentro, sus empleados, los que le retrataron.

Lo hicieron con palabras francas, esas que no esconden que «el jefe», ese hombre que hasta los últimos días de su vida era el primero en llegar y el último en salir del trabajo, siempre tenía una sonrisa en la boca pero a veces también «mala leche». No, no fue un obituario plagado de tópicos ni de palabras huecas. Con la voz rota, una de sus trabajadoras, Lucía Ara, acompañada por todos los operarios del centro logístico de Froiz de Lourido (Poio), le describió cómo era en el día a día. En las duras y en las maduras. Por boca de todos, le despidió con un «hasta siempre, jefe, hasta siempre, señor Froiz». Y tras sus palabras ya no pudieron sonar más que unos fuertes aplausos. 

A las 12.00 horas, el centro logístico de Froiz de Lourido, ese en el que el trajín es siempre frenético, se paralizó por completo. Los trabajadores salieron a la entrada de las instalaciones y, una vez allí, guardaron unos minutos de silencio en memoria de Magín Froiz. Hubo también rezos por él y, al término de las oraciones, las palabras intentaron llenar el hueco que deja el empresario. Una de las operarias comenzó diciendo: «Así era nuestro jefe, pura energía y vitalidad, siempre activo. Siempre preocupándose por nosotros, siempre ahí. No recuerdo ni un día en el que no nos diese los buenos días, uno a uno, con una sonrisa, con su saber estar, con su mala leche a veces, pero siempre con nosotros, apoyándonos y enseñándonos».

Le retrató después como una persona que «ponía pasión en todo lo que hacía, siempre estudiando, siempre leyendo, siempre intentando superarse. Siempre intentando ser un poquito mejor, detallista, generoso, siempre dispuesto a echar una mano si la necesitabas. Así era él, carismático, arrollador, nunca te dejaba indiferente. Pero, sobre todas las cosas, era trabajador. Su empresa era su casa y sus vacaciones su trabajo. El primero en llegar y el último en irse, siempre dando ejemplo hasta el último día». 

La voz se le entrecortó cuando se fue a los detalles, a esas cosas que hacen única a cada persona, también a Magín Froiz: «Echaremos de menos los mensajes en la pizarra, escritos de su puño y letra, mensajes llenos de optimismo, que te alentaban a a mejorar en tu trabajo. Mensajes llenos de cariño y de respeto a sus empleados y también a sus clientes. Eran mensajes de generosidad . Echaremos de menos su presencia, fuerte, robusta. Su semblante serio, su mirada intensa y su sonrisa amable, su seguridad, su inteligencia y su nobleza».

Dijo esa misma operaria que hoy, en la familia Froiz, todos tienen el corazón un poquito más pequeño. Pero hizo una promesa al cielo: «Su luz, su pasión y su fuerza y sobre todo su ejemplo seguirá entre nosotros, seguirá siendo nuestro referente. Y nos guiará a que esta gran familia siga creciendo y mejorando cada día, como a él le hubiera gustado. Hasta siempre, jefe. Hasta siempre, señor Froiz». 

Ramón Leiro

Un sentido adiós a quien «ha dejado un legado en toda nuestra comarca»

El funeral por Magín Froiz se celebró este viernes en San Salvador de Poio

 

El fallecimiento de Magín Froiz causó un hondo pesar en Poio y en buena parte de la comarca pontevedresa, de tal modo que las muestras de condolencias se han sucedido en los últimos días. Este viernes, además, tuvieron su reflejo en el funeral celebrado en la iglesia de San Salvador, que se quedó pequeña y donde, además de la familia, vecinos, allegados y empleados de la empresa, se congregaron reconocidos rostros de la vida política, social y empresarial gallega para dar el último adiós a quien, partiendo de una carnicería en un supermercado de la calle Cobián Roffignac, logró levantar una compañía que, en la actualidad, es una de las primeras veinte empresas del sector a nivel nacional con 336 puntos de venta en España y Portugal y 6.200 trabajadores.

De este modo, además de integrantes de la corporación municipal con el alcalde Luciano Sobral a la cabeza, entre otros, acudieron al funeral el vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, o el secretario xeral para o Deporte, José Ramón Lete Lasa, quien, el mismo jueves ya anunció que Magín Froiz será galardonado a título póstumo en las Distincións ao Mérito Deportivo de Galicia.

Previamente, el alcalde de Pontevedra, Miguel Anxo Fernández Lores destacó que «é unha referencia dunha persoa honrada, traballadora, que lle quere a este país e a Pontevedra, que levantou un empoiro, que creo que é a segunda empresa da provincia de Pontevedra con máis traballadores», así como destacó que «colaborou con todo o movemento social, deportivo, cultural da cidade (...). Cando se lle pediu algo, o fixo». Similares expresiones emplearon tanto la presidenta de la Diputación Provincial, Carmela Silva, como el vicepresidente César Mosquera. Por su parte, desde el Rotary Club de Pontevedra rememoraron que Magín Froiz fue «nuestro primer galardonado con el Premio Servir (...). Una persona que nació para servir a los demás y que ha dejado un legado en toda nuestra comarca inigualable».