Las revenidas que más bailan también se comen en Vilaxoán

Bea Costa
bea costa VILAGARCÍA / LA VOZ

PONTEVEDRA

RAMON LEIRO

La música no paró de sonar ni a la hora de asar y degustar 500 kilos de pescado

11 sep 2022 . Actualizado a las 21:05 h.

Tomando su nombre de las populares sardinas de Vilaxoán, justo es que el festival Revenidas se empape por un día de los sabores y los olores de una sardiñada a lo grande, y así se hizo este domingo siguiendo la tradición. De hecho, el germen del tinglado musical que se monta desde hace 18 años al terminar el verano en este puerto arousano fue una sardiñada organizada por la asociación A Repichoca, quedada que acabó alumbrando uno de los festivales incluidos en el circuito del Rías Baixas Fest.

Fueron cinco días de conciertos que, a la espera del balance definitivo, la organización presenta ya como un éxito. Al reclamo de Dakidarría, Tanxugueiras, Baiuca y otros grupos siete mil personas se desplazaron el sábado hasta el parque de Dona Concha para asistir a la penúltima sesión del festival. A esta hora continua sonando la música con Sés y Ortiga cerrando el cartel, pero antes había una cita ineludible con las revenidas que mojan el pan.

A la una de la tarde humeaban ya las parrillas sobre las brasas y Joaquín, Carlos, Lucho y otros colaboradores se afanaban ante las cajas de pescado con hielo para preparar la materia prima y empezar a asar. Quinientos kilos se dispusieron para la ocasión y, a la vista de las colas que se formaron ante los mostradores, no parecía que fueran a sobrar.

Muchos de los asistentes arreglaron la comida del domingo por siete euros —lo que costaba una ración de seis sardinas con dos trozos de pan— y para quienes querían segundo plato podían tirar de empanada a tres euros la ración. Como todo buen festival que se precie, en la cantina se encontraba un buen surtido de bebidas, y no faltó tampoco el menú alternativo.

El rincón de Alba preparaba unos tacos con base de guacamole, sardina ahumada, mejillones y toque de frambuesa para chuparse los dedos y el Derby, más conocido por estos lares, permitió probar —para muchos por primera vez— el carneiro de la ría servido con una sopa de ajo blanco y migas de centolla. Estas exquisiteces se servían como premio para las doscientas primeras personas que se hicieron con su ración de revenidas y constituyen una muestra de que la tradición y la vanguardia maridan bien, en la cocina y en los escenarios.

Por el Revenidas 2022 pasaron grupos y música de estilos y procedencias muy variadas en el que tan pronto cabe el punk de Lendakaris Muertos, el hip hop de Ketekalles, la discoteca móvil de la Duendeneta, las gaitas de Os Terribles, Guadi Galego cantando a bordo del Chasula y las baladas de Paraíso Teatro. A estos últimos correspondió amenizar una sardiñada que invitaba más a la romería que al glamur que imprimía el vestido rojo de la cantante y la pajarita de lentejuelas que lucía su compañero de escenario. Artistas y público acabaron ahumados y oliendo a sardinas porque la dirección del viento no era la más propicia, pero así es el Revenidas.

RAMON LEIRO

«Non hai ningún outro festival tan apegado ao territorio como este», apuntaba el alcalde de Vilagarcía, Alberto Varela, que no dejó de acudir a la cita más popular del Revenidas. Con él estuvo la presidenta de la Diputación de Pontevedra, Carmela Silva, que se refirió a esta parada en el calendario festivalero de la provincia como «especial». «Este é un festival moi noso, é a alma de Vilaxoán. Vilagarcía está converténdose nun dos concellos da provincia que máis aposta pola música, converténdose nunha gran referencia».

El Revenidas se acaba, pero la música sigue sonando en Vilagarcía, el próximo sábado a propósito del Ameixa Rock, que tuvo que aplazarse por el mal tiempo, poniendo así el broche al verano vilagarciano, que estuvo lleno de música. Ahora le toca el turno al cine, de la mano de otro festival, el Curtas.