La unidad de vértigo del CHOP pontevedrés trata a 250 pacientes con síndrome de Ménière

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Miembros de la asociación Asmes, creada en el 2016, y directivos del CHOP pontevedrés, este martes, en la mesa informativa de Montecelo
Miembros de la asociación Asmes, creada en el 2016, y directivos del CHOP pontevedrés, este martes, en la mesa informativa de Montecelo RAMON LEIRO

El Hospital Montecelo se suma al día mundial de la patología con una mesa informativa

08 feb 2023 . Actualizado a las 11:32 h.

Tras la migraña es la segunda causa más frecuente de vértigo. Este martes se celebró el día mundial de la enfermedad de Ménière y el Complexo Hospitalario Universitario de Pontevedra (CHOP) se sumó con la instalación de una mesa informativa en Montecelo. Para dar visibilidad a este trastorno del oído interno se acercaron miembros de la Asociación de Síndrome de Ménière de España (Asmes), junto al jefe de servicio de otorrino del hospital, Ismael Arán, y directivos como el gerente, José Flores, y la directora asistencial, Susana Romero.

¿Qué incidencia tiene esta enfermedad en el área sanitaria? Ismael Arán explica que aunque hay un caso por cada diez mil habitantes, la prevalencia en Pontevedra y O Salnés es más alta porque la unidad de vértigo trata a 250 pacientes actualmente. El especialista alude a que no se conoce la causa de esta patología, que cursa con un cuadro muy intenso de vértigo asociado a acúfenos y a sordera progresiva. «El tiempo es variable, hay a quien le dura cinco años, diez o veinte», señala. En el caso del vértigo, suele ser incapacitante durante 24 o 48 horas y después permite hacer una vida más o menos normal hasta una nueva crisis. Como en todos los problemas de vértigos, la enfermedad afecta más a mujeres y la edad media de inicio está en 40-45 años.

¿Cómo se combate la enfermedad de Ménière? Hay tratamiento médico y también quirúrgico que se aplica en función de la evolución del paciente. El jefe de otorrino del CHOP afirma que el hecho de conocer la patología facilita las cosas. «Si alguien llega a la consulta y te dice ‘he tenido un vértigo, me ha pitado el oído y me he quedado sordo’, en el 95 % de los casos el diagnóstico es Ménière». En el resto de los casos, pueden ser otras enfermedades o incluso un tumor del oído interno.

Expone el facultativo que en el oído interno todos tenemos líquido, que se llama endolinfa, pero el problema surge cuando hay un aumento de la presión. «De repente tenemos unas tuberías cerradas, que son de hueso, y al aumentar la presión pueden romper, apareciendo el vértigo», dice gráficamente. El tratamiento va encaminado a bajar esa presión y se establecen varios pasos. Ismael Arán avanza que se empieza con una dieta hiposódica (baja en sal) y con una mayor ingesta de agua, evitando tóxicos (tabaco, alcohol y ciertos medicamentos como aspirinas). A la mayoría de los pacientes les va bien este paso y las crisis se reducen a una o dos al año.

Pero la mitad no mejoran y hay que recurrir a la medicación, que es básicamente la betahistina, además de añadir un diurético. Con esta alternativa entre el 80-90 % pueden hacer una vida normal, con algún episodio que saben manejar porque el acúfeno suele anticipar el vértigo. Cuando el vértigo es agudo hay que combatir las náuseas y vómitos asociados, algo que se recupera en 24-48 horas. Antes de la cirugía habría un paso intermedio, relativamente novedoso, que es una inyección de corticoides dentro del oído, que reduce la presión del líquido y la inflamación. Solventaría el 8 % del 10 % que quedaba. Para el 2 % de los casos que no funcionan hay que tomar medidas más drásticas, de destrucción del laberinto, lo que conlleva la pérdida de la audición: «La tendencia hoy en día es a evitar eso. Desde hace años ya no hacemos esa cirugía. Hay un medicamento, la gentamicina, que destruye el laberinto sin necesidad de operar y es igual de efectivo».