El «eterno» Charles ya es leyenda en Pontevedra

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

El delantero brasileño se despide del fútbol profesional con un Pasarón puesto en pie. Los jugadores le hicieron un pasillo para entrar y salir del campo

28 may 2023 . Actualizado a las 18:54 h.

Solo quería despedirse como aquel niño que creció en Brasil con un balón en los pies. Y lo hizo con su familia en la grada, con miles de aficionados en pie coreando su nombre y el pasillo de sus compañeros en ese minuto 71 que quedará como el punto y final a una carrera de dos décadas. No quería que llegase este día y le quitó el sueño durante la última semana, pero su cuerpo y su vida se lo pedían. Deja el verde, pero no el club en el que se abrió camino en Europa.

El Pontevedra CF confió en él y un hombre leal como es Charles, quiso devolverle esa lealtad y seguir el camino que le marcaba su corazón. En julio del 2020 cumplía el sueño de la afición granate y volvía a ponerse el 18 a la espalda. Un número que ya es «eterno», como se leía ayer. Muchos en la grada lo recordaban hace veinte años cuando llegó como una promesa y lo despidieron ayer como una leyenda. Dejó un equipo de Primera para jugar en Segunda B. Perdía dinero, pero ganaba felicidad. No dudó cuál era la apuesta. «Fue un día muy raro, la gente me escribía y yo lloraba. Me decían que tenía que estar tranquilo, pero no lo conseguí hasta el partido», reconocía Charles después de una tarde de emociones con su familia arropándolo desde que saltó al campo de la mano de sus hijos, que antes de llegar al estadio lloraron porque papá se despedía. «Ojalá él pueda algún día vestir la camiseta del Pontevedra», decía muy emocionado el delantero brasileño ya en rueda de prensa.

El descenso de categoría quedó ayer en segundo plano. Era su tarde y Pasarón así se lo reconoció con una ovación que no le secó las lágrimas. Saltó al terreno de juego con el brazalete de capitán que le cedió Álex González y volvió de nuevo al verde tras el pitido final para saludar a la afición y vivir los últimos minutos con sus compañeros de equipo, algunos amigos, como dijo del capitán y Rufo, y su familia. Vio desde el centro del campo como se vaciaba Pasarón, el estadio que ya es su casa para siempre y donde ayer lucían pancartas de agradecimiento.

Ahora toca empezar una nueva etapa. El adiós al fútbol profesional le abre otra puerta en un deporte que le ha dado todo: «Ojalá sea tan bonita como la que viví en el césped». Saltará a los despachos, a la secretaría técnica, para ayudar a la reconstrucción de un equipo que ayer cayó a la Segunda Federación tras un año en una categoría que le quedó grande. Ni siquiera eso empañó el 27 de mayo de 2023, una fecha que quedará para siempre en la historia del club. Aunque Charles rehúya hablar de leyenda, ayer se hizo eterno en Pontevedra CF.