La Oreja de Van Gogh deja su impronta con sus temas más emblemáticos en el SonRías Baixas de Bueu

Alfredo López Penide
López Penide BUEU / LA VOZ

PONTEVEDRA

Los donostiarras hicieron vibrar a un público intergeneracional en su primer asalto al festival de O Morrazo

02 ago 2024 . Actualizado a las 08:59 h.

Lo tenían difícil Morochos en lo que fue su primer concierto en Galicia. Si ya es complicado ser el grupo que inaugure un festival, en este caso el SonRías Baixas de Bueu, la cosa se complica si los que te van a dar el relevo son La Oreja de Van Gogh. Pese a ambos hándicaps, los madrileños cumplieron con su propuesta de fusión de estilos y buen rollo que cautivó tanto a un grupo de incondicionales, como a quienes, por primera vez, se subieron a su música.

MARTA REGUERA

Pero estaba claro que la noche era de los donostiarras, quienes, con puntualidad británica, atacaron con uno de sus clásicos, Cuídate, para, tras un breve saludo -«buenas tardes, Bueu»- continuar con El último vals y, sin apenas respiro, Diciembre. Tras casi tres décadas en la carretera, La Oreja de Van Gogh logró en Bueu una suerte de comunión intergeneracional donde sus canciones eran coreadas por aquellos que los vieron surgir a finales de la década de los noventa del siglo pasado, pero también por niños y adolescentes que ni habían nacido cuando tomaron por sorpresa el mercado nacional e internacional con Dile al sol.

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El concierto, aún bajo la luz diurna, prosiguió con Inmortal generando por momentos una oleada de brazos en alto moviéndose rítmicamente, una constante, a la postre, durante el resto del concierto. La Oreja de Van Gogh siguió apuntalando su actuación con otros temas ya elevados al Olimpo del pop-rock español: París, Sirenas o Soledad. Y aún no se había alcanzado ni el ecuador de su actuación. 

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Tras un «moitas gracias» y un «¿aún tenéis ganas de cantar», La Oreja de Van Gogh encarriló Rosas, donde por momentos Leire Martínez le cedió el protagonismo absoluto a un público totalmente entregado en una canción de un simbolismo muy especial. A fin de cuentas, fue con la que hace escasos días reapareció Amaia Montero, primera cantante de La Oreja de Van Gogh, invitada por Karol G en su concierto de Madrid. Luego vendrían, Abrázame, Puedes contar conmigo, donde se vivió otro de los grandes momentos de la noche, o La niña que llora en tus fiestas. Y todas contando con la complicidad inquebrantable del público que este jueves se dio cita en la jornada inaugural del SonRías Baixas. 

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Bueu vibro, saltó, canto, pero, sobre todo, disfrutó con los donostiarras que dejaron para la recta final otros de sus clásicos ya eternos, canciones todas ellas asentadas en el imaginario colectivo: Cometas por el cielo, La playa, Pop, Muñeca de trapo y 20 de enero, con el que La Oreja de Van Gogh se despidió de Bueu en un concierto que se hizo corto, muy corto. «Moitas gracias. Ha sido un autentico placer acompañaros en el SonRías Baixas», añadió Leire acompañada por el cariño del público.

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Después de esta actuación, Sabela asumió el reto de mantener el alto voltaje imprimido por La Oreja de Van Gogh, algo que consiguió. Esta primera jornada también del festival buenense también programó a Álvaro de Luna, La La Love You, Sexy Zebras y Anabel Lee, mientras que para este viernes se espera a Rozalén, Chef'Special, Travis Birds, Fillas de Cassandra, Muerdo, La Élite, Gilipojazz y Cool Nenas.