Con un palmarés difícilmente igualable, sigue compitiendo, y brillando, a sus 52 años
16 dic 2024 . Actualizado a las 11:42 h.«Mi retirada es voluntaria, pero no irreversible», afirmaba Ricardo González (Vilagarcía, 1972) hace cinco años, cuando anunciaba su intención de abandonar la competición oficial tras su no convocatoria con la selección nacional de pesca submarina. Y dicho y hecho porque el que, probablemente, es el mejor deportista gallego de la historia en esta disciplina, es lo que ha hecho, participar únicamente en las pruebas que le apetecen y, aún así, está entre los mejores del ránking nacional.
Ricardo empezó antes que la mayoría en la pesca submarina. Mientras lo habitual es que los deportistas se inicien a los dieciséis o diecisiete años, él lo hizo mucho antes, impulsado por una habilidad innata y una determinación que pronto lo diferenciaron. Amante del deporte desde niño, practicó atletismo y baloncesto, este último con una devoción especial. Sin embargo, una lesión en la espalda truncó su camino en las canchas y lo llevó, casi por casualidad, a un universo completamente diferente: el buceo. El agua, lejos de ser un refugio, se convirtió en una terapia. Ricardo recuerda cómo los dolores insoportables que sufría desaparecían al sumergirse. En contra de las advertencias de los médicos, que le recomendaron alejarse de cualquier actividad deportiva, decidió seguir explorando ese mundo submarino que no solo le aliviaba, sino que también despertaba una nueva pasión.
Espectacular palmarés
Los resultados no tardaron en llegar. Con esfuerzo y dedicación, Ricardo logró acumular un impresionante palmarés: varios títulos como campeón gallego, campeonatos nacionales por equipos y subió al podio en campeonatos de España, la última vez el año pasado en Sanxenxo, cuando se hizo con el subcampeonato estatal. Un palmarés jalonado por el título de campeón del mundo por equipos que consiguió con la selección española. Su nombre se hizo un lugar en el deporte, consolidándose como una figura clave en su disciplina. Pero su enfoque ha cambiado con el tiempo. Hoy, Ricardo asegura que disfruta del buceo de una manera diferente, lejos de las exigencias de los entrenamientos constantes. Para él, este deporte ofrece la posibilidad de mantenerse activo sin la presión de la alta competición. «Sigo entrenando igual, pero sin la intensidad que se tiene que tener para preparar una competición importante. Decidí ir solo a los campeonatos que me gustaban pero están coincidiendo en zonas que me atraen. El año pasado, como el campeonato de España era aquí, sí que lo preparé bien y fui subcampeón», recuerda.
Hace apenas unos días compitió con un combinado gallego en aguas canarias en una prueba internacional por equipos y quedaron segundos por selecciones, en otra muesca más para un espectacular palmarés. Su longevidad deportiva no es única —sin ir más lejos, el actual campeón del mundo tiene 54 años—, pero, desde luego, tampoco habitual. Ricardo explica los secretos para seguir en la élite: «Hay un componente físico, que no hayas tenido lesiones durante tu carrera, pero a esta edad tiene mucho peso la experiencia».
El nivel de esta disciplina deportiva en España es muy alto. Ricardo asegura que muchas veces es más difícil ganar un nacional que un mundial y ese, el objetivo de poder repetir experiencia mundialista, es el motor que le anima o, como ha sucedido en los últimos años cuando no han contado con él, que te desanima. ¿Y dar el paso de ser seleccionador? Afirma que ha tenido varias ofertas para ello, pero siempre lo ha rechazado. «Me veo como deportista, no como seleccionador», asegura.
Asegura el vilagarciano que hay relevo, porque la pesca submarina engancha mucho por el contacto con la naturaleza y ayuda a mantenerse físicamente bien, pero que él no se pone plazo para colgar definitivamente el fusil mientras se encuentre físicamente en condiciones.