Expedientan a un bar de Pontevedra por sortear cestas de Navidad entre sus clientes por la nueva ley gallega de juego

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

La norma establece que este tipo de rifas están sujetas al pago de una tasa y a una autorización administrativa

19 dic 2024 . Actualizado a las 08:59 h.

Son decenas, por no decir cientos, los locales de hostelería en toda Galicia, llegados a estas fechas y aprovechando el tirón del sorteo de Navidad, sortean, a su vez, toda clase de cestas navideñas entre sus clientes. El Tronko Bar de Pontevedra es uno de ellos, si bien estos días se encontró con la sorpresa de que técnicos de la Xunta le abrían un expediente. «Vinieron y nos dijeron que es un sorteo y que había que pagar unas tasas», apuntaba este miércoles Miguel Graña Ramos , propietario del local junto a su mujer Isabel Rúa. Lamenta que, «aparte de tener pagado el producto, te cobran 130 euros por cada cesta más un 19 % de cada número que vendas». «Acabarán con todo, terminarán con todo», lamentaba. 

Todo ocurrió a consecuencia de una inspección, aparentemente, rutinaria. «Aparecieron por aquí los responsables de Xogos de la Xunta a revisar la tragaperras, para comprobar que tuviera todos los papeles legales, aunque yo creo que venían ya más por las cestas que por la máquina. En principio, era por la máquina. Teníamos tres cestas y nos abrieron un expediente por ellas».

Miguel Graña contactó entonces con su gestor, quien les confirmó que se trataba de una ley autonómica y que había que cumplirla. En concreto, la Lei do Xogo de Galicia recoge en su artículo 26 cómo se debe de proceder en este tipo de sorteos estableciendo que los mismos están sujetos a autorización administrativa. Asimismo, se refiere que en la solicitud se deben hacer constar toda clase de datos identificativos.

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Pero como reseña el propietario del Tronko Bar, hecha la ley, hecha la trampa. Y es que, según explica Miguel Graña, si en lugar de ser un sorteo y vender a un precio los boletos, hubieran obsequiado con los números a los clientes tras, por poner un ejemplo, tomar un número determinado de consumiciones, no hubiera pasado nada. «Es surrealista total», concluye este hostelero pontevedrés.