Los cinco concejales del PSOE vuelven a ser «el socio preferente». Apoyarán a Lores para aprobar el presupuesto municipal de 2025, a cambio de manejar un 4 % de la cuantía
27 ene 2025 . Actualizado a las 18:36 h.El PSOE local va a necesitar de mucha pedagogía entre sus afiliados, simpatizantes y entre los más de 7.300 votantes que les apoyaron en las elecciones municipales de 2023, para explicar y hacerles entender el nuevo volantazo que Iván Puentes ha imprimido al rumbo del grupo municipal en la presente legislatura.
Algunos, entre los que me incluyo, pensábamos que Iván marcaba un cambio de rumbo para liberar al PSOE pontevedrés de la sombra de «tonto útil» que se les ha endosado desde 1999, desde cuando han venido facilitando la sucesión de mandatos, hasta siete consecutivos, de Miguel Anxo Fernández Lores y el BNG quienes nunca han tenido mayoría absoluta y siempre han necesitado del apoyo de los socialistas para reenganchar. Una colaboración que al PSOE pontevedrés no le ha supuesto un rédito positivo en estas dos décadas y media. Más bien al contrario: una recua de disgustos y sapos.
De dónde venimos
Con Puentes al frente, suponíamos que habiendo aprendido en carne propia cómo se las gasta el Bloque —recuérdese como le birlaron la alcaldía de Fene en 2011— y habiendo comprobado cuánto había caído el voto socialista en Pontevedra con la anterior estrategia arribista de Tino Fernández, había decidido emprender una ruta destinada a emerger para convertirse en alternativa. Es decir, constituirse en la alternativa de izquierdas a la alcaldía de Pontevedra en 2027, como alter ego de Rafa Domínguez y el PP.
Recordemos que los 5 concejales socialistas empezaron comportándose como el segundo grupo de la oposición a Lores. No hubo interlocución alguna con el BNG cerrando el paso a cualquier colaboración. Puentes voló los ídem. Luego siguió el anuncio de que los socialistas serían «exigentes desde la oposición», junto al PP, apretando las clavijas al alcalde y su grupo con temas que consideraban prioritarios. Como restituir el tráfico en Reina Victoria, traer a la Alameda el mercadillo ambulante de los sábados o quitarles el liderazgo del plan para destapar el río Gafos. Fueron meses de muchas tensiones entre BNG y PSOE hasta el punto de ver como los nacionalistas iban demoliendo, con especial regusto, aquellos proyectos que los socialistas habían dejado en herencia.
Hace un año la situación se llevó al límite, de modo que Puentes y el PSOE pusieron en la picota a Lores y al BNG obligándole a someterse a una moción de confianza si quería forzar la aprobación del presupuesto municipal de 2024 como finalmente ocurrió. Por medio no prosperó la alternativa de una moción de censura como se temía el Bloque. Pero es de justicia decir que Iván Puentes nunca se ha mostrado predispuesto a negociar con el Partido Popular una moción que pudiera derrocar a Lores. Más bien al contrario: el portavoz socialista ha dicho y repetido que los votos del PSOE no harán alcalde a Rafa Domínguez.
Y, sin embargo, doce meses después el grupo socialista cambia de rol y comienza 2025 reencarnándose en el papel de «socio preferente», donde el BNG les ha querido y les ha tenido desde hace 25 años.
Lo inexplicable
Lo inexplicable de esta última maniobra del PSOE con Iván Puentes al timón, es la transición de ser una oposición activa, exigente y beligerante al gobierno minoritario de Miguel Fernández Lores desde el minuto uno de esta legislatura, a convertirse veinte meses después en la muleta que salva al alcalde nacionalista de una presumible prórroga del presupuesto de 2024. Puentes se ha prestado a negociar un acuerdo, ya firmado, para que los cinco votos del PSOE en la corporación sirvan para aprobar en cuestión de días, el próximo presupuesto municipal al gabinete nacionalista, a cambio de un plato de lentejas.
Al fin y al cabo, los compromisos “arrancados” por el PSOE al gobierno de Lores están valorados económicamente en 4,1 millones de euros. Es decir, sólo un 4% del total del presupuesto del ayuntamiento de Pontevedra para 2025. Los socialistas han puesto en negrita que el acuerdo negociado entre Puentes y Raimundo González Carballo (porque Lores no está para esas cosas) permitirá que los concejales del PSOE influyan en el destino de esos 4 millones de euros para que se acometan diversas obras: un parque infantil en la calle Sierra, medio millón de euros para arreglar carreteras del rural, 400.000 para mantenimiento de centros sociales o 200.000 euros para conservación de colegios.
Pero, en cambio, en los temas antes cruciales, el PSOE ha hincado la rodilla. La exigencia de reponer el tráfico en Reina Victoria se sustancia con el acuerdo de “encargar un estudio de reordenación de tráfico y de uso del espacio público en la zona de Reina Victoria” y se salda consignando 25.000 euros… para pagar dicho estudio. ¿Pero no era que Lores, Mosquera, Demetrio y Villaverde tenían requeté-estudiada la movilidad en esa zona?
El otro trágala por el que han pasado Puentes y el PSOE es con la feria. Se transan con «instar al gobierno municipal para que concluya la tramitación de la nueva ordenanza reguladora de venta ambulante» que lleva atascada en los despachos del Concello desde hace casi 2 años.
En suma, si económicamente el acuerdo es pírrico para ser rentabilizado por el PSOE, políticamente resulta muy flojito y de difícil verificación.