Andrea Dorado: «En el ajedrez también influye la suerte»

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCIA / LA VOZ

PONTEVEDRA

MARTINA MISER

Arrancó con diez años, fue campeona de España con 14 y ahora sigue como jugadora y monitora en el Fontecarmoa

10 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La culpa de todo la tiene Bea. Ella fue la que convenció a Andrea Dorado (Vilagarcía, 1999) para acudir a una actividad extradeportiva cuando tenían solamente diez años. Ahí, la magia de los monitores del Xadrez Fontecarmoa hizo el resto y quince años después Andrea es una de las mejores ajedrecistas gallegas, también ejerce como monitora en el club vilagarciano y es la capitana del equipo de Preferente. «Recuerdo que fui el primer día pensando que no me iba a gustar nada, que me iba a aburrir y se ve que no, porque ya llevo quince años en el club», bromea. «Ella decidió dejarlo, pero yo seguí», recuerda.

¿Cuál fue el secreto, la fórmula mágica para cambiar esa sensación de que el ajedrez no le iba a gustar nada a haberlo convertido en el deporte de su vida? Sostiene Andrea que la forma de actuar del club con los neófitos es fundamental. «No tenía ni idea y ese mismo día me acuerdo que me enseñaron a mover las piezas, los conceptos básicos, y recuerdo que estuve no sé si jugando cinco o diez partidas ya el primer día», dice Andrea.

A ella, además, se le dio muy bien desde el principio y eso fue otro punto muy a favor para que la rueda comenzara a andar. «No sé si se me dio bien o tuve suerte, que también en el ajedrez es algo importante, pero sí que es cierto que al mes o los dos meses jugué mi primer campeonato y gané el premio femenino», dice. Cierto es que, como reconoce, entonces no había demasiadas ajedrecistas todavía, pero el refuerzo fue importante. «Ganas las primeras partidas, ganas un premio y piensas ‘jo, pues igual se me da bien’», recalca.

Apela Andrea a la suerte y hay que indagar por ahí, porque si hay un deporte en el que es difícil pensar que la suerte influye debería ser en el ajedrez. Ella desmonta esta teoría. «Yo creo que (la suerte) es un factor bastante importante. Evidentemente en el ajedrez también influye cómo gestiona una las emociones en la partida o la preparación previa, pero sí que es cierto que a veces la suerte inclina la balanza. A veces a favor y a veces en contra», explica., Y para refrendar esta teoría recuerda un torneo que jugó con su club en Linares. «Creo que nuestro equipo tuvo mala suerte porque teníamos las partidas súper a favor y una mala jugada hizo que todo rebotara para mal», apunta.

Con suerte o sin ella, lo cierto es que Andrea fue pasando etapas. Entre ellas, la peligrosa de la adolescencia, en la que la amenaza de dejar el ajedrez, o cualquier otro deporte, es más que evidente. No fue ajena a esto Andrea. «Sí que llegué a pensar en algún momento en dejarlo porque algunas amigas lo dejaban», reconoce, pero ahí volvieron a ayudar tanto los buenos resultados que obtenía, como el apoyo que le llegaba desde el Xadrez Fontecarmoa, donde la animaban a jugar en todos los torneos en los que pudiera. Y el impulso final llegó desde la Federación Gallega, con las convocatorias para disputar Campeonatos de España por equipos. «Me llamaron la primera vez cuando tenía 12 o 13 años para un Campeonato de España sub-14, un año antes de realmente ser de la categoría sub-14», dice. Pensaba que esa convocatoria iba a ser una anécdota, pero en realidad se convirtió en una costumbre y con un hito importantísimo. «Fue en mi último año de sub-14. La selección gallega empezábamos los séptimos o más atrás en el ránking inicial y quedamos campeones de España. Ese es el torneo en el que mejor lo he hecho. Hice cinco puntos y medio de seis y ahí creo que fue como el bum de decir ‘vale, pues me gusta el ajedrez, creo que se me da medianamente bien’».

Hace Andrea su particular ránking de grandes ajedrecistas gallegas y coloca en lo más alto, como no, a su compañera Paula Suárez — «como para no destacarla, ¿no? Ahora está en su mejor momento», dice— y a Inés Prado «el referente gallego ahora mismo de chicas porque fue la primera mujer en ganar un campeonato gallego absoluto».

Ya con 15 años comenzó Andrea a dar clases como monitora a los más pequeños del club y en ello sigue. Algo que dice que le encanta, puesto que está estudiando para ser maestra. Y, aunque reconoce que le dedicaba más tiempo al estudio cuando era más joven, ahora que ha comenzado la Liga dice que reserva un par de horas los sábados para preparar las partidas. Y alguna partida con los amigos también cae, por supuesto. «Sí, me gusta mucho meterlos en el mundillo, que vengan a verme a los torneos, intentar que aprendan y hasta los animo a que se apunten en el club», concluye.