«Cada vez que cerraba los ojos solo veía a mi madre tirada en el suelo, llena de sangre, gritando del dolor. Pensé que la habían matado»

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Imagen de las manos de la mujer agredida, a la que le rompieron una muñeca y varios dedos de la otra mano
Imagen de las manos de la mujer agredida, a la que le rompieron una muñeca y varios dedos de la otra mano

El propietario de Los 3 Monos y su madre fueron agredidos este sábado: «Cuando a una anciana de 71 años, que está tirada en el suelo, le das con una botella de champán en la cabeza, abriéndole una brecha, es intentar matarla»

05 mar 2025 . Actualizado a las 18:35 h.

Como cualquier otro sábado, el pasado 1 de marzo, Fernando F. P. se encontraba trabajando en la terraza de su negocio, Los 3 Monos, en Aguete (Marín) cuando se aproximó a la mesa donde se encontraban dos clientes totalmente ajeno a la agresión que, minutos después, sufrirían él y su madre. «Estaban tomando unos gin tonics. Les pregunté qué tal y ellos me dijeron si trabajaba aquí. Les dije que era el dueño y uno de ellos me comentó que estaba interesado en hacer unos eventos en el local, que tiene las características que necesita para hacer unos eventos», rememora echando la vista atrás.

Comenzaron a conversar, pero debido al «barullo» que había en la zona de la terraza entre la música y la gente, Fernando les propuso continuar la charla en el salón de este establecimiento de hostelería para, de este modo, poder «mantener la reunión con más tranquilidad». «Estuve durante prácticamente dos horas reunido con ellos, principalmente con uno, que era con el que hablaba de los eventos», añade Fernando recalcando que, incluso, llegaron a cerrar el cátering, las horas de barra libre...

Y, durante todo ese tiempo, el acompañante de su interlocutor «no paraba de hacer el moñas, borracho y molestando. Le repetí varias veces que parara un poco, que estaba trabajando, que nos dejara hablar...». En un momento dado esta persona se ausentó para ir al baño, de tal modo que al regresar Fernando le reiteró que se tranquilizara: «Porfa, para ya, que estás muy borracho».

La agresión

La reacción de este último, siempre según la versión de empresario marinense, no se hizo esperar. «Le dio una patada a la mesa en la que estábamos sentados, rompiendo las copas y todo lo que había encima. Me levanté y le dije que parara de destrozar el mobiliario del local», acota al respecto.

Fue en ese preciso instante cuando se produjo la agresión. «Me dio con una silla de metal y me tumbó contra el suelo», señala precisando que su madre se encontraba en otra mesa próxima cargando el teléfono móvil, por lo que pudo observar todo lo que acababa de ocurrir.

«Se levantó a pedir socorro a la cocina, pero cuando me vio tirado en el suelo, siendo pateado con mesas, sillas y patadas por todo el cuerpo, su reacción fue echar a correr para defenderme. Primero, tiró su teléfono móvil, no le dio al chico, y entonces se acercó a separarlo». El cliente se dirigió contra ella y «la tomó con mi madre, la tiró al suelo y, una vez que estaba en el suelo, le dio un botellazo en la cabeza y le dio con algo de cristal, no tenemos muy claro con qué, pero le tuvieron que sacar cristales de la brecha», remarca.

La imagen que tiene Fernando de ese instante es la de su madre, «tumbada en el suelo, con todas las salpicaduras de sangre alrededor de la cabeza, sangrando muchísimo y gritando de dolor».

Con los gritos y el ruido de los muebles, comenzaron a acercarse empleados de Los 3 Monos al salón. Los trabajadores «lo intentaron reducir. Varios empleados tuvieron lesiones, uno de ellos heridas bastante graves en un dedo, que tiene ahora una baja de seis meses y le tienen que poner tornillos, y probablemente no recupere bien la movilidad de la mano. A otra de las empleadas le mordió y le causó contusiones en el abdomen. El tío era un toro porque tiene una empresa, o eso me dijo, de porteros de discoteca», precisa al otro lado del teléfono subrayando el hecho de que su atacante «era cinco veces yo».

Mientras asistía a su madre, los trabajadores finalmente consiguieron reducir a esta persona entre muchos. «Él intentaba escapar, pero lo agarraron hasta que llegó la policía», matiza precisando que su acompañante también intentó ausentarse del establecimiento. «También estaba borracho, pero no colaboró en ningún tipo de agresión. De hecho, en un momento dado, para mí demasiado tarde, se levantó a separar a su amigo para que dejara de pegarme, pero nada. Cuando vio el percal y vio venir la policía, echó a correr», insiste.

Libres con cargos 

Hasta este conocido negocio del litoral de Marín se acercó una ambulancia del 061 y la Policía Nacional, cuyos agentes también sufrieron la ira de esta persona al proceder a su arresto.«Creo que también agredieron a algún policía, rompieron la ventanilla del coche», añade lamentando la decisión del juzgado de guardia de Marín de dejar a la persona que les agredió en libertad con cargos

«Soltaron a este individuo, que está en la calle después de lo que para mí es un intento de homicidioCuando a una anciana de 71 años, que está tirada en el suelo, le das con una botella de champán en la cabeza, abriéndole una brecha, es intentar matarla. No hay otra justificación», incide.

Deja claro que no le valen las muestras de arrepentimiento o de disculpas: «Literalmente le dije que las envolviera en papel de regalo y se las metiera por el culo, hablando en plata. No quiero las disculpas de este individuo. Lo que quiero es Justicia y que no esté por la calle suelto. Es un auténtico peligro, es un arma humana, es un tío que tiene mucha fuerza y que está loco».

Las lesiones

Fernando y su madre fueron derivados al Hospital Montecelo, ya que ella presentaba una fractura en la muñeca de una de las manos, así como varios dedos rotos de la otra, le tuvieron que poner seis grapas en la cabeza, presentaba una costilla rota y una contusión grave en el coxis. Por su parte, su hijo tiene tres costillas rotas y contusiones por todo el cuerpo.

Esto en el ámbito físico, pero también en el psicológico la agresión hizo mella. «Hoy estoy un poco mejor, pero desde el incidente estuve sin comer y sin dormir. Cada vez que cerraba los ojos solo veía a mi madre tirada en el suelo, llena de sangre, gritando del dolor. En ese momento pensé que la habían matado. Eso te queda grabado y te cuesta asimilarlo», apunta señalando que su madre sigue «con bastante dolor y totalmente dependiente porque tiene las dos manos fracturadas. No puede hacer nada».

Antes de despedirse, Fernando traslada su agradecimiento «por las muestras de cariño y de interés que han demostrado cientos de personas. Eso para mí ha sido la parte positiva de este incidente, ver a la gente como se volcó, como me ofreció su ayuda y las muestras de cariño a diario. Eso me gustaría recalcarlo, dar las gracias a toda esa gente».