Instrucciones poco claras desconcertaron a colegios e institutos de Pontevedra en el día después

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

ADRIÁN BAÚLDE

En centros como el CEP Campolongo acudieron a clase 50 niños, mientras que en los IES Torrente Ballester o Sánchez Cantón casi no hubo estudiantes

30 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

«Estamos intentando volver a la normalidad. Y para no dar pasos en falso hablamos con la inspectora», comenta este martes a las diez y media de la mañana Sergio Meis, jefe de estudios del CEP de Campolongo, en Pontevedra. La instrucción de la consellería, tras el apagón eléctrico del lunes, era que se suspendían las actividades lectivas, pero de madrugada llegaron mensajes de que los centros educativos tenían que estar abiertos. Esos mensajes llegaron de madrugada y los equipos directivos no los vieron, en muchas casos, hasta primera hora de la mañana.

Así que se vivieron situaciones muy distintas según el centro. En el CEP Campolongo, donde estudian 468 alumnos de 1.º a 6.º. de primaria, acudieron unos 50 menores. «Estamos preparando actividades no curriculares. Algunos están leyendo, otros preparando el maio para el día 1, y otros con actividades plásticas», relata el docente. El equipo directivo sí acudió al colegio y lo hicieron una decena de sus 34 profesionales, porque «eran libres de venir o no». Fue una jornada diferente. La anterior, la del lunes, recordó un poco a la pandemia del covid. «Sonó la alarma y se apagó todo. Las dos últimas clases se dieron con material alternativo, pero las redes estaban colapsadas». Dice Sergio Meis que los niños casi no se enteraron, pero que adultos estaban algo más nerviosos al saber que era un apagón que afectaba a todo el país. A esa hora de la mañana no sabían con certeza en el CEP Campolongo si acudirían más niños, aunque apunta el jefe de estudios que «los que ya conciliaron no van a venir».

Dos estudiantes

Si eso ocurrió en un centro de primaria, en los institutos de secundaria fueron muchos menos los estudiantes que acudieron a los centros. En el caso del IES Torrente Ballester, cuenta su directora, Silvia Miranda, que solo fueron dos alumnos. «La prueba diagnóstica no se hizo porque no funcionaba internet y no pudimos consultar nada», dice a la espera de instrucciones para ver qué pasa este miércoles. Mediante un Abalar se comunicó la suspensión de la actividad lectiva y, a través de un grupo de WhatsApp de directores, el equipo directivo decidió abrir el centro este martes. Solo acudieron dos alumnos y algún docente, como un profesor de Educación Física. Pasaron la mañana en la biblioteca y realizando alguna actividad. «No teníamos ninguna instrucción y el equipo directivo decimos venir, no pedimos profesores, pero algunos sí vinieron», relata al directora.

En el Torrente Ballester la jornada del lunes transcurrió con normalidad hasta el apagón. A partir de ahí, las clases siguieron con la luz del día. Pero el nerviosismo empezó a hacer acto de presencia cuando algún chaval comentó que no era solo en Pontevedra ni en Galicia, sino en más sitios. Empezaron a circular varias teorías, como el apagón se debía «a un ataque nuclear».

Un desmayo

Recuerda Silvia Miranda que lo peor ocurrió dos minutos antes del irse al luz. Una alumna se desmayó y no recuperaba. Hablaron con la madre, pero ya no fue imposible contactar con los servicios de emergencia, ni con el 112 ni con el 061. «A la chica le dolía la cabeza y al final una profesora fue a buscar a la madre al trabajo y se fueron juntas a casa. Ese incidente fue lo peor». El apagón también pilló a unos alumnos franceses de intercambio. Cuando se fue la luz estaban en una excusión en O Grove. «Se pusieron algo nerviosos porque no podían contactar con sus familias. Este martes tenían previsto coger un vuelo para regresar», señala.

En otro instituto de la ciudad, el IES Sánchez Cantón la tónica era parecida. Su director, Carlos Rodríguez, alude a que las instrucciones fueron poco claras: «Primero los centros cerrados y después abiertos. Desde el centro de operaciones nos mandaron un Abalar indicando que el martes no habría actividad lectiva, pero el mensaje en mi caso llegó a las 7.30 horas». Relata el director que una profesora del centro educativo que reside en Boiro seguía sin luz el martes a primera hora de la mañana.

El Sánchez Cantón estaba abierto, pero a las 14.30 se cerraba. Carlos Rodríguez comenta que acudieron algunos estudiantes a preguntar y otros despistados que llegaron porque había un examen de bachillerato. «Se fueron para casa. Otros alumnos de bachillerato nos preguntaron si las bibliotecas públicas estaban abiertas porque querían aprovechar la jornada para estudiar», expone.

El director del instituto confirma que acudió al centro el equipo directivo y algunos profesores. En la mañana de este martes todo funcionaba correctamente en el centro, a excepción de los teléfonos, que hacían algunas cosas raras como cortarse cuando se estaba hablando.